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La comisión gremial del Hospital Muñiz denunció que los médicos y enfermeros deben atender a presos internados con VIH que son “esposados de pies y manos a las camas”: hoy realizarán un paro de 9 a 12 en reclamo de “condiciones dignas de detención”. En el Muñiz hay dos presos del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) y uno del Federal (SPF), aunque este último, según voceros del Ministerio de Justicia, “nunca estuvo esposado”. Para los delegados gremiales los detenidos están atados a las camas porque el hospital carcelario –que funciona en el mismo predio del Muñiz y depende del SPF– “no tiene insumos ni personal para atenderlos”.
“Tenemos presos internados que están esposados de muñecas y tobillos a las camas y no pueden moverse. Por un lado queremos que se respeten sus derechos humanos y por otro sentimos que estamos en peligro ante un posible operativo de rescate por parte de delincuentes que intentan sacarlos. Si seguimos así vamos a convertir el Muñiz en una Unidad Penitenciaria”, dijo Hugo Alonso, enfermero del hospital y delegado de Sutecba (el gremio que agrupa a los enfermeros, técnicos y administrativos de los hospitales porteños).
Según explicó Alonso, “el problema es que el hospital carcelario está desbordado y no tiene insumos: debería haber 60 camas y sólo hay 20, y entonces se trasladan a los presos al Muñiz, que no cuenta con una infraestructura de seguridad”. En 1991 se inauguró la Unidad Penitenciaria 21, un hospital del SPF que por un acuerdo con la Secretaría de Salud porteña se creó dentro del predio del Muñiz (ver recuadro).
En el Ministerio de Justicia y Seguridad –del cual depende el SPF– negaron que haya una situación de saturación en la U-21: “Hay 45 camas y sólo están ocupadas 19; el preso con VIH del SPF fue derivado al Muñiz por una infección pulmonar que no puede tratarse en la Unidad. En ningún momento estuvo esposado”, señaló un vocero.
En el Muñiz hay tres presos enfermos de sida (dos del SPB y uno del SPF), internados en las salas 18 y 19 y custodiados por tres agentes penitenciarios cada uno. Uno de ellos está en “estado terminal”, según señaló un enfermero: “Es difícil tratarlos y nos causan mucha angustia: tienen sida, tuberculosis, están encadenados a la cama y todo el tiempo piden que los ayudemos a salir. Además nos sentimos amenazados por si intentan escaparse”, contó Alonso. “Es denigrante que alguien esté esposado a una cama y tener que atenderlo en esas condiciones”, agregó el capellán del hospital, Andrés Tello Cornejo.
“Nunca hubo un antecedente de lesiones o intento de fuga; cualquier persona merece atención en un hospital público más allá de si está o no detenido. El problema es que los médicos deben atender a presos que están en una situación degradante e infrahumana. El Servicio Penitenciario debe brindar un servicio digno en los hospitales”, dijo el jefe de la sección de Riesgo Médico Legal del Muñiz, Ignacio Maglio.
“Sabemos que hay presos esposados a las camas en el hospital. El problema son los detenidos que llegan de la provincia. Los del SPB nos dicen que por orden del juez deben tener una contención mecánica. Hoy nuestros abogados denunciarán la situación ante el Ministerio de Justicia bonaerense”, dijo a Página/12 una fuente de la Secretaría de Salud porteña.
El Servicio Penitenciario bonaerense confirmó a este diario que en agosto y octubre entraron dos presos al Muñiz por disposición de juzgados de Lomas de Zamora y de San Isidro: “Los derivan a un hospital de la capital para que estén cerca de sus familiares. Hoy (por ayer) nos llegó un escrito que nos solicita que, de ser posible, se les retiren las esposas u otro elemento de sujeción. Se va a evaluar según las condiciones de seguridad”, explicó la fuente del SPB. Y afirmó que los internos “sólo tienen una esposa en el tobillo con un cadena de prolongación a la cama”.
“Tenemos miedo que pase lo mismo que en el Udaondo o el Meléndez”, dijo Alonso, en alusión a dos casos en que detenidos se fugaron de hospitales, en enero de 2002 y en julio de este año, provocando heridos y muertos.
Producción: Gabriel Entin