SOCIEDAD
Los chicos que cambiaron la nieve por un viaje solidario a Misiones
Son alumnos de una escuela técnica de Llavallol que harán su viaje de egresados a un pueblito misionero. Llevan donaciones y planean construir aulas, viviendas y una huerta orgánica.
La foto de toda una división de estudiantes secundarios en Bariloche con un paisaje nevado de fondo es una imagen anhelada por muchos adolescentes. Sin embargo, alumnos de un colegio técnico de Llavallol, en el sur del Gran Buenos Aires, prefieren un sitio muy distinto. Visitarán durante diez días una población situada en plena selva misionera, donde realizarán trabajos comunitarios: allí planean edificar viviendas económicas para los habitantes del lugar, con materiales de construcción diseñados en el taller de la escuela y hacer una huerta orgánica.
Cincuenta alumnos del tercer año del EGB acompañados de diez docentes de la Escuela de Educación Técnica Nº 2, partirán el sábado próximo a la ciudad de Aristóbulo del Valle, en Misiones. Un día después, se trasladarán en vehículos todo terreno de la Gendarmería a su destino final: Parada Propaganda, una población enclavada en pleno corazón de la provincia. Se alojarán en carpas que se instalarán en un predio contiguo a una escuela rural de la zona, donde llevarán muebles y equipamiento para construir dos salas de jardín de infantes.
Esta es la tercera promoción de la escuela que viaja a ese pueblo con la intención de desarrollar tareas solidarias. El director del establecimiento, Mario Rodríguez, contó a Página/12 que hace dos años debió plantear la suspensión de los viajes de egresados a Bariloche y su reemplazo por otra alternativa. “A los padres de muchos chicos les cuesta mucho costearles un viaje a Bariloche. Algunos no podían viajar y esto era muy frustrante para los que quedaban afuera. Entonces se nos ocurrió esta alternativa, y los chicos la aceptaron”, reseñó Rodríguez.
“A fines de 2001, antes de concretar el primer viaje, algunos estudiantes mostraban algunas reticencias. Pensaban que se aburrirían en un lugar tan remoto. Pero cuando reciben el cariño de la gente y comprueban que con su trabajo pueden ayudar a transformar la realidad de los habitantes, sienten una gran satisfacción personal”, cuenta Juan Carlos Caimi, uno de los docentes que acompañará al grupo, en un aula de la escuela, donde se acopia parte del material que llevarán a Misiones: zapatillas, útiles escolares, computadoras, bloques de cemento, camas ortopédicas y juguetes, que provienen del aporte de la comunidad educativa del colegio y los vecinos de Llavallol.
Parada Propaganda es una población de quinientos habitantes situada en medio del monte. Sus habitantes son hacheros y agricultores que soportan todo tipo de penurias. Las viviendas son muy precarias; no tienen agua potable, gas y la electricidad es un bien escaso. En los últimos dos años, las actividades solidarias realizadas por los estudiantes permitieron transformar la realidad que vivían los cuarenta chicos que concurren a la escuela rural. “Hace dos años pintamos toda la escuela y junto con los chicos realizamos algunas refacciones. Además, les dejamos una máquina de escribir, la primera que tuvieron. Al siguiente viaje llevamos una computadora y otros útiles. En esta oportunidad vamos a dejar otras tres computadoras más”, destaca Caimi.
Luis Alberto Karpo (18 años) es un alumno de tercero que este año viajará por segunda vez a Parada Propaganda. El año pasado se coló con el grupo de egresados y asegura que vivió “una experiencia inolvidable”. “Enseñarles a esos chicos a manejar la primera computadora que vieron en sus vidas fue algo muy impresionante. Allá valoran mucho la ayuda que les dimos. Por eso las despedidas son tan tristes. Por eso quiero volver”, relató.
El contingente se propone construir viviendas económicas, que edificarán con bloques de poliestireno expandido, diseñados por ellos mismos en sus clases de Taller. Estos materiales poseen un novedoso sistema de aislación térmica, que se basa en el reciclado de botellas de plástico. Cada bloque contiene dos envases vacíos en su interior. El aire que se almacena permite refrescar la vivienda, explicó Rodríguez.
Otra de las propuestas es hacer en el lugar una huerta orgánica. Es que toda la agricultura de ese paraje misionero se lleva a cabo mediantefertilizantes químicos. “La idea es que la gente cultive con métodos naturales que no afecten a su salud”, remarcó Cristian Spadaro, un alumno de 17 años. “Me hubiese gustado conocer Bariloche. Pero muchos de mis compañeros no podían –agregó Cristian–. Por eso me parece bien que hagamos este viaje solidario. Cuando volvamos, ninguno de nosotros será la misma persona que era antes”, concluyó.
Producción: Leonardo Castillo.