Sábado, 12 de diciembre de 2015 | Hoy
SOCIEDAD › LA FISCAL PIDIO PRISION PERPETUA PARA EL SOMMELIER
Luciano Sosto está acusado de violar y asesinar a su madre, hace casi dos años, porque quería dinero para comprar cocaína. La fiscal lo consideró autor del delito de homicidio agravado por el vínculo. La defensa sostuvo que es inocente y pidió la absolución.
Una fiscal solicitó la pena de prisión perpetua para el sommelier Luciano Sosto, tras considerar que asesinó a su madre, Estela Garcilazo, hace casi dos años en un departamento del barrio porteño de Palermo, porque quería dinero para comprar cocaína. Por su parte, la defensa de Sosto pidió la absolución de su cliente, al tiempo que sostuvo que es inocente porque no hay pruebas que lo incriminen y que el caso fue una violación seguida de muerte del que, por su condición homosexual, no pudo ser el autor.
En un alegato de alrededor de tres horas frente al TOC 8 porteño, la fiscal Diana Goral le atribuyó a Sosto (37) la autoría del homicidio agravado por el vínculo de su madre Garcilazo (39), pero finalmente desistió de acusarlo por la figura del abuso sexual agravado, por la que el acusado también había llegado a juicio.
En cambio, la defensa, encabezada por los abogados Guillermo Schmidt y Juan José Avila, rechazó la acusación y pidió la absolución del sommelier al sostener que para ellos el crimen había sido un caso de “abuso sexual seguido de muerte” del que el hijo de la víctima jamás pudo ser el autor.
La fiscal vinculó el crimen con las necesidades de Sosto de conseguir dinero para comprar drogas y dio a entender que, aquel día, el sommelier que vivía en el 5º B del edificio de Seguí 4444, bajó al departamento 4º B donde residía su madre para conseguir dinero para drogas.
“Luciano Sosto necesitaba tener más droga. Quizás ese día Estela Garcilazo no pudo o no quiso cumplir esta demanda”, señaló la fiscal, para luego afirmar: “Llegó un momento en el que la señora Garcilazo dijo que no, y como sabemos que Luciano no acepta negativas, esto pudo ser el desencadenante del hecho”.
La fiscal inició su alegato ante los jueces Alejandro Sañudo, Fernando Larrain y Ricardo Basílico reconstruyendo los hechos. Para la fiscal, en la víspera del asesinato, Sosto –quien dijo a lo largo de toda la causa y también en el juicio ser homosexual–, tuvo un “día de sexo, drogas y alcohol” con uno de sus ocasionales “amigos de emociones sexuales”, Iñaqui Mujica, el otro imputado que tuvo la causa y terminó sobreseído.
Goral explicó que Mujica se retiró a la madrugada y que entonces Sosto inició lo que denominó “la convocatoria sexual” para tener relaciones con algún “taxi boy”, hasta que pasadas las 10.50 de la mañana del día del crimen “Luciano bajó al domicilio de su madre”, con quien, según dijo, mantenía “una relación de desencuentros y reclamos permanentes”.
La fiscal mencionó que, de acuerdo a lo que relataron los testigos, Sosto tenía todos los días “entre quince y veinte gramos de cocaína” en su casa que implicaban una gran suma de dinero.
“Necesitaba esto porque cambiaba droga por sexo”, afirmó la fiscal. Respecto al homicidio, Goral dio por acreditado que aquella mañana Sosto “sorprendió a su madre dentro del departamento, discutió, la golpeó logrando reducirla en el piso de la cocina”. Según Goral, “para lograr una escena desincriminante” y “dar una sensación de muerte natural”, el imputado “acomodó el cuerpo, le cambió la ropa y le puso una almohada en la cabeza” y luego realizó dos llamadas al servicio de emergencias médicas, a las 15.07 y a las 15.31, cuyas grabaciones se escucharon en las audiencias y para Goral fueron “una puesta en escena”.
Los abogados de Sosto criticaron la investigación al sostener que por errores no se pudieron encontrar las evidencias que conducirían al verdadero autor del crimen de Estela Garcilazo y que también desincriminarían a su cliente. “La última vez que Luciano Sosto vio a su madre con vida fue la noche de Navidad cuando cenó con ella y se despidieron a la madrugada del 25 de diciembre de 2013”, dijo Schmidt ante el TOC 8.
El letrado explicó que recién a las 15 del día 26 Sosto “halló a su madre tirada en la cocina” y “creyéndola viva intentó reanimarla”, por lo que “hubo treinta y siete horas en las que no tuvo contacto alguno con ella”.
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