SOCIEDAD › SECUESTRAN AL SUEGRO DE SUSANA GIMENEZ Y PIDEN U$S 900 MIL
Un golpe extorsivo para Nochebuena
El padre del Corcho Rodríguez fue capturado en la Autopista del Oeste. Pidieron un rescate de novecientos mil dólares. Preocupación en el Gobierno por el primer caso en casi dos meses.
Por Carlos Rodríguez
En la víspera de la Nochebuena y cuando desde el gobierno nacional se vislumbraba una supuesta merma de los secuestros extorsivos, un nuevo caso provocó conmoción porque la víctima es Ernesto Rodríguez, padre del empresario Jorge “Corcho” Rodríguez, novio de la conductora de TV Susana Giménez. Los miembros de la banda, que lo secuestraron junto con su actual mujer, Irma –a la que poco después dejaron en libertad–, pidieron un rescate de 900 mil dólares. Ante la dramática novedad, Jorge Rodríguez tuvo que retornar de urgencia a Buenos Aires para ponerse al frente de las negociaciones. Para eso interrumpió su estadía en Punta del Este. La única que hizo declaraciones fue Susana Giménez, quien se limitó a decir que no podía dar “ninguna información”, visiblemente molesta por el acoso a la que la sometió el periodismo. En fuentes cercanas a la investigación no se descartaba que el secuestro tuviera algún condimento extra: una venganza contra Jorge Rodríguez o una supuesta interna de la policía bonaerense.
La noticia sobre el secuestro provocó conmoción en el gobierno nacional, que mantuvo permanentes contactos con las autoridades provinciales a lo largo de la jornada: se trata del primer caso resonante en casi dos meses después de la liberación de Pablo Belluscio. El secuestro de Ernesto Rodríguez se produjo entre las 7 y las 8 de la mañana, en el kilómetro 41,5 de la Autopista del Oeste, en General Rodríguez. La víctima, acompañado por su actual mujer, Irma, había salido pasadas las 7 del interior de una finca ubicada en la zona, sobre una calle de tierra, que se llama El Despertar. La pareja iba en un Volkswagen Polo de color blanco que fue interceptado por un grupo de hombres que se movilizaba en un Renault Clío que luego fue abandonado. Hay otra versión que indica que el Polo fue interceptado a sólo 150 metros de la vivienda en la que vive el papá de Jorge Rodríguez.
En el primer momento, los secuestradores se llevaron a la pareja, pero luego ella fue dejada en libertad y pudo comunicarse con Jorge Rodríguez, que estaba pasando unos días de descanso en Punta del Este. La que confirmó el hecho, cerca del mediodía, fue Susana Giménez, quien recordó a la prensa que “en estos casos, lo mejor es callarse la boca y esperar a que se llegue a un acuerdo” para dejar en libertad al secuestrado. Los periodistas la fueron a entrevistar a la salida de su casa, en Barrio Parque, en Palermo, y después la siguieron hasta la peluquería de Miguel Romano, amigo de la diva, en Anasagasti al 2000. En ese lugar permaneció tres horas y además de charlar con su confidente, Susana utilizó sus servicios profesionales y se retiró luego, en medio del agobiante acoso de la prensa. La estrella de la TV se mostró molesta y su perro, Jazmín, expresó muy bien el estado de ánimo: ladró en todo momento.
El caso provocó tal conmoción que el propio presidente Néstor Kirchner se comunicó con el gobernador bonaerense, Felipe Solá, para analizar posibles derivaciones de un secuestro que aparenta ser “un caso especial”, según admitió un vocero de la Policía Federal consultado por Página/12. También hubo contactos entre el secretario de Seguridad Interior, Norberto Quantin, y el ministro de Seguridad provincial, Raúl Rivara. Toda la información fue seguida en forma personal por el ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Beliz, y por el jefe de la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE), Héctor Icazuriaga. A pesar de toda esa repercusión, los voceros oficiales eludieron dar precisiones sobre el caso.
Jorge Rodríguez regresó al país a las 15, en un vuelo especial procedente de Punta del Este. Se retiró del aeroparque metropolitano Jorge Newbery sin tomar contacto con la prensa, a bordo de un automóvil BMW de color negro, con los vidrios polarizados. Lo custodiaban dos camionetas de la Policía Aeronáutica Nacional. Rodríguez llegó para ponerse al frente de las negociaciones con los secuestradores, que ya habían tenido un primer contacto con la familia. La investigación del caso está a cargo de la Unidad Funcional especializada en la investigación de secuestros extorsivos, a cargo del fiscal federal de San Martín Jorge Sica. Rodríguez mantuvo ayer una reunión de cuatro horas con el fiscal, que tomó todos los recaudos para facilitar la negociación directa entre la familia y la banda, a fin de evitar cualquier interferencia que ponga en peligro la discusión sobre el monto del rescate.
En la investigación también intervienen, de oficio, la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Mercedes y la División Delitos Complejos de la Policía Federal. Una primera versión, surgida del testimonio de algunos vecinos, parecía indicar la presencia de un secuestro “al voleo”, pero el monto solicitado y la profesionalidad con la que actuaron los secuestradores, llevan a pensar que fue un hecho “totalmente planificado, con inteligencia previa y dirigido hacia una persona importante”, sostuvo una fuente de la Federal.
En las sucesivas entrevistas, Susana Giménez apenas si expresó su deseo de estar junto a su novio. “Me gustaría estar con él, pero ustedes, que son profesionales, deberían darse cuenta de que no es el momento.” Susana, muy nerviosa, repitió varias veces que no podía “decir una palabra, ustedes lo saben mejor que yo”. Después se fue en su Mercedes-Benz, con el eco de los ladridos de Jazmín. Los investigadores creen que se trata de una banda organizada que buscaba dar “un golpe grande” en un momento en que la tensión por los secuestros parecía haber bajado tras los cambios que se produjeron en la cúpula de la Policía Bonaerense. El caso vino a golpear a un hombre como el Corcho Rodríguez, que conocía a fondo las cuestiones vinculadas con la seguridad, a partir del vínculo que tenía con el fallecido ex jefe montonero Rodolfo Galimberti, que en la última etapa de su vida compartía negocios de ese rubro con ex agentes de la CIA.