Lunes, 23 de mayo de 2016 | Hoy
SOCIEDAD › OPINIóN
Por Julia Argentina Perié *
Desde el inicio del proceso integracionista del Mercosur, la Unión Europea mostró su interés en acercarse, cooperar en ella y comerciar con esta parte de Latinoamérica que desde el acuerdo de 1991 de Asunción incluye a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay (la incorporación de Venezuela es posterior, al igual que el inicio del proceso de inclusión de la República Plurinacional de Bolivia). La Unión Europea inició negociaciones para lograr un tratado de libre comercio con el Mercosur ya en 1995 con la firma del Acuerdo Marco Interregional de Cooperación UE=Mercosur y de allí el proceso y las negociaciones han sufrido los vaivenes de la política… y de la economía seguramente.
El caudaloso río de la integración viene siendo atravesado por Europa hace mas de cincuenta años y siguen antiguas deudas sin saldar (como los surgidos de las asimetrías económicas entre los integrantes) y otras incipientes (como el de la seguridad interna o la problemática migratoria cada vez más profunda) que demuestran que ese río está en constante y perpetuo cambio (por ello la metáfora del río), pero esta experiencia europea, se ha dicho siempre en cada alocución o debate sobre el Mercosur, debe servir a los países latinoamericanos para desarrollar, con nuestras propias particularidades, un bloque regional que a los pueblos de los países que la integran traigan desarrollo y progreso (es decir, producción, trabajo, bienestar, educación, salud, etc.). También se ha dicho siempre, en cada alocución o debate sobre el Mercosur, que la integración es el destino de nuestros pueblos porque ningún destino de país es posible en solitario y a la deriva.
Próximamente, en el marco de la reunión plenaria de Eurolat en Lisboa, el tema del avance del acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur será tema de discusión, seguramente, por lo menos entre los parlamentarios europeos y los americanos integrantes del Parlasur, pero la mayor preocupación que tenemos quienes abonamos la idea de la integración, es que los adelantos y retrocesos que se dan entre los bloques en el avance de este acuerdo son productos de las coyunturas políticas, y las letras de esos avances, fundamentalmente la letra secreta, la llevan adelante los órganos ejecutivos de uno y otro bloque (el Consejo de la Unión Europa y el Consejo del Mercado Común = Mercosur) integrados por los presidentes de los países miembro. Esto significa que ese posible acuerdo depende estrictamente de quienes presiden sus países y excluye explícitamente la voz de los pueblos de los países que integran la Unión Europea y el Mercosur.
De allí el título de este artículo, y tesis fundamental de la construcción de Parlasur que es y debe ser “La voz de los pueblos”, porque los parlamentarios del Mercosur somos los representantes genuinos de los pueblos de los países que integran el Mercosur en los temas que al Mercosur se refieren. Los parlamentarios debemos participar, en representación de nuestros pueblos (y en beneficio de ellos) en todos los ámbitos y debates que lo requieran. Por esto también es importante que, al igual que Argentina recientemente, y Paraguay antes, los países miembro del Mercosur decidan rápidamente que sus parlamentarios dejen de ser elegidos en sus congresos y sean los pueblos en elecciones directas los que decidan qué hombres y mujeres tomarán su representación.
* Parlamentaria Mercosur.
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