SOCIEDAD

El gobierno de la ciudad le declara la guerra a la mafia de los cuidacoches

Dará a fundaciones la administración del estacionamiento público en los alrededores de eventos.

El jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, anunció ayer que otorgará a fundaciones de bien público la administración de los espacios públicos que se destinan a estacionamiento de autos en las inmediaciones de espectáculos deportivos o culturales. Ibarra explicó a Página/12 que la iniciativa comenzará como “prueba piloto” en febrero durante un torneo de tenis que se realizará en el Buenos Aires Lawn Tennis Club, ubicado en los bosques de Palermo, y se irá ampliando “progresivamente” a otras zonas de la ciudad. Para evitar roces con los habituales “cuidacoches”, el área aledaña al evento será vallada y la fundación designada pedirá un bono contribución. “El pago no será compulsivo. La idea es que el costo sea de alrededor de un peso”, aclaró Ibarra.
“La medida apunta a erradicar el fenómeno de los cuidacoches para institucionalizar y transparentar esa actividad que genera innumerables problemas y quejas de la gente”, señaló a este diario el subsecretario de Seguridad Urbana porteño, Enrique Carelli.
En muchos casos, los cuidadores de autos amenazan o toman represalias contra los conductores que se niegan a pagar un canon que oscila entre dos y cinco pesos, según los casos.
El gobierno elaborará un listado que incluya el personal de todas las instituciones que participen del plan y lo remitirá a la Policía Federal. Se determinará un área de estacionamiento de vehículos, alrededor del lugar donde se realice un evento. Allí, el personal de instituciones autorizadas por el gobierno venderá un bono contribución, cuyo valor estará determinado por la entidad, y además será voluntario. Todavía, sin embargo, no se determinó de qué forma serán seleccionadas las entidades beneficiadas por esta iniciativa.
“El plan se aplicará en los lugares donde se brinden espectáculos masivos y alrededor de los estadios de fútbol. Pero, además, en todas las zonas donde se presente el fenómeno de los cuidacoches. Queremos favorecer a las organizaciones civiles”, indicó Carelli.
No es la primera vez que desde el gobierno porteño se intenta poner coto a los “cuidacoches”. Un proyecto similar al dado a conocer ayer fue anunciado en 1999, por el entonces interventor de la Dirección de Privatizaciones y Concesiones, Virgilio Loiácono, pero no prosperó.
En muchos casos, los “cuidacoches” suelen estar organizados y tener actitudes mafiosas. Tienen un jefe y un área delimitada de acción: administran el estacionamiento en los alrededores de sitios donde se realizan espectáculos o eventos deportivos y también en tradicionales paseos como Caminito, en el barrio de La Boca, y cerca de la Plaza Dorrego, en San Telmo, el Zoológico de Buenos Aires, el predio de exposiciones de la Rural, el Campo de Polo y el Paseo de la Infanta, en Palermo. Los automovilistas que estacionan sus vehículos en esas zonas deben pagar a los “cuidacoches” entre 2 y 5 pesos. El pago suele ser compulsivo, aunque esa actividad está prohibida por el Código de Convivencia Urbano porteño. La norma, en su artículo 42 bis, prohíbe “exigir retribución por el estacionamiento o cuidado de vehículos en la vía pública, sin autorización legal”. Y el artículo 38 prohíbe el hostigamiento a los conductores que deciden no pagar el canon. Es frecuente que quienes se nieguen a pagar encuentren luego sus autos rayados, o con vidrios o espejos rotos o las gomas desinfladas.

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