Entró en vigencia ayer la ley 27.279 de Productos Fitosanitarios, que estipula cómo deben gestionarse los envases vacíos de agroquímicos con el objetivo de que “no sean empleados en usos que puedan implicar riesgos para la salud humana o el medioambiente”, “en virtud de la toxicidad del producto que contuvieron”. La norma, aprobada por el Congreso el 26 de septiembre pasado, fue publicada ayer en el Boletín Oficial. La ley abarca “todos los envases vacíos de fitosanitarios utilizados en el terreno nacional”. El objetivo principal de la ley es la preservación del medioambiente, a partir de “mejorar la eficiencia de la gestión” de los envases, y “dinamizar el procedimiento administrativo para el registro y autorización” de comercializadores, usuarios, operadores y aplicadores. El sistema consiste en la articulación de tres etapas: la primera corresponde al traslado del envase vacío por parte del usuario a un Centro de Almacenamiento Transitorio. La segunda etapa implica el pasaje desde el CAT al operador. Finalmente, en la tercera etapa, los envases vacíos pasan a la industria “para su posterior reinserción en un proceso productivo”.