SOCIEDAD › UN NUEVO CONCEPTO DE LO MASCULINO HACE FUROR EN LAS GRANDES METROPOLIS
El hombre metrosexual
David Beckham y Johnny Depp son sus iconos por excelencia. Un varón que rompe con los estereotipos tradicionales, con un toque femenino, sensible, que le gusta ir de compras y dedicarle horas a la estética personal. Una radiografía del hombre metrosexual, el nuevo blanco de la publicidad y las revistas estadounidenses.
Por Sandro Pozzi *
El tradicional macho tiene los días contados. Le está surgiendo un nuevo rival: el hombre metrosexual. Aunque parezca lo contrario, no se refiere a una nueva tendencia sexual, sino a una nueva forma de vida urbana que rompe con todos los estereotipos tradicionales que se atribuyen al hombre. La palabra se está empezando a utilizar para designar en las grandes metrópolis, como Nueva York, Los Angeles o Londres, a un tipo de hombre sensible, con toques femeninos, educado, a quien le gusta el ambiente de las grandes ciudades, ir de compras, que acude al estilista para cortarse el cabello en lugar de al peluquero, se hace la manicura, conoce a la perfección delicadas recetas de cocina y le encanta coleccionar zapatos. Los sociólogos dicen que acostumbrarse al uso de esta palabra es una cuestión de tiempo y su tirón comercial es brutal.
¿Pero qué es un metrosexual? La Web del diccionario urbano (urbain dictionary.com) ofrece varias definiciones que ayudan a conocer un poco más este término de nueva creación: “Es un hombre moderno que realiza actividades asociadas con la mujer”. “Un chico que muestra su lado femenino yendo a peluquerías caras, llevando ropa de diseño y comprando cremas de 40 dólares.” O esta otra: “Un hombre heterosexual del que todo el mundo piensa que es gay porque hace cosas que evidencian su lado femenino”. Así hasta un total de 39 definiciones que cuelgan en la red los internautas. Pero si estas explicaciones no satisfacen, en otros sitios de Internet se pueden encontrar cuestionarios.
Dandis narcisistas
Iconos metrosexuales por excelencia podrían ser David Beckham o el actor Johnny Depp. Son jóvenes, con dinero para gastar en ropas caras que después visten como dandis narcisistas. Viven en una gran metrópoli donde pueden encontrar las mejores tiendas, clubes, gimnasios y peluquerías caras. Su apariencia llama mucho la atención entre las mujeres e incluso entre los hombres. Pero a los homosexuales no les gusta que se los relacione con esta tendencia, aunque ayudan a resaltar la feminidad de estos nuevos varones heterosexuales.
“Al verlos se podría pensar que son homosexuales o bisexuales, pero ni se te ocurra decirlo”, comenta Hun Kin, uno de los diseñadores de la firma Express en Nueva York. “No es una cuestión de sexo. Simplemente se gustan a sí mismos y aman la forma de vida urbana”, añade. Los sociólogos explican que esta ruptura con el cliché tradicional del hombre se debe en parte a que la homosexualidad está dejando de ser un tabú en la sociedad, sobre todo en las grandes urbes. “Los heterosexuales se sienten cada vez más cómodos con la cultura gay”, afirma Schuyler Brown, uno de los arquitectos del estudio de Euro RSCG Worldwide.
Profesiones muy particulares como las de los modelos, cantantes, deportistas, políticos, abogados, agentes de Bolsa o relacionadas con el ambiente de los medios de comunicación podrían considerarse como las más propicias para encontrar esta nueva tendencia que tiene su origen en la metrópoli por excelencia. “Pero están por todas partes”, afirma Mark Simpson en su libro Meet the metrosexual (Conoce al metrosexual). A él se le señala como el creador del término metrosexual en 1994. Su artículo en la revista electrónica Salon.com en julio de 2002, apoyado después por el estudio de RSCG publicado en junio pasado, está considerado como el detonante de que este término se haya convertido en un tema de conversación en las fiestas neoyorquinas.
Entre Depp y Clinton
Los extremos del hombre metrosexual estarían, según Brown, entre el actor Johnny Depp –con su maquillaje en la película Piratas del Caribe– y el ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton. “Clinton combina una atención personal por su imagen y se muestra como un hombre sensible”, afirma. Otras celebridades que podrían superar los cuestionarios metrosexuales que hay en la red podrían ser los actores Brad Pitt y George Clooney. Pero ninguno supera al futbolista inglés David Beckham. Brown asegura que todos se sienten “hombres de verdad” y añade que “están muy seguros de su sexualidad”. “No se les pasa por la cabeza que por cuidarse y hacerse la manicura o una limpieza facial vayan a ser menos masculinos o menos heterosexuales”, añade.
¿Pero qué es lo que les está haciendo salir a los hombres de la caja de los estereotipos? La aceptación de la homosexualidad, según los expertos, se ve reforzada con una amplia campaña publicitaria. En la Gran Manzana, las lujosas tiendas de la avenida Madison ya han visto el filón comercial de esta tendencia y están explotando desde hace meses este culto del hombre a quererse a sí mismo, intentando convencer desde sus escaparates a los boys (chicos) de que necesitan de los mismos productos que las mujeres para cuidar su imagen.
Las revistas estadounidenses también dedican cada vez más y más páginas a esta nueva forma de vida urbana. La popular revista Time Out (Tiempo Libre) titulaba uno de sus anuncios navideños así: “Si Papá Noel fuera metrosexual, compraría en Guyshop.com”. La tienda virtual vende marcas de diseño muy conocidas entre los que integran esta nueva tendencia. La televisión estadounidense tampoco es ajena a este fenómeno y emite nuevos programas que rompen con el estereotipo tradicional del hombre.
Uno de los más famosos es Queer eye for the straight guy (Un toque gay para un chico heterosexual). Cada semana, cinco jóvenes homosexuales –un diseñador, un decorador de interiores, un experto en restauración, un estilista y especialista en cultura– tienen como misión transformar a un joven heterosexual en una persona fina, culta y con sentido del gusto. El objetivo es la conquista de la mujer que desean utilizando las artes más finas. Y al final de cada programa lanzan útiles consejos a los televidentes. No es el único. Un reciente episodio de la picante serie de dibujos animados South Park hacía una referencia jocosa al fenómeno.
La metrosexualidad no está confinada exclusivamente a exhibirse en las grandes ciudades. La industria de Hollywood está haciendo que incluso en las pequeñas urbes los hombres estén empezando a experimentar con lo que ven a través de los medios de comunicación. Lo confirma el cirujano plástico Seth Goldberg, quien asegura que el número de sus clientes varones que han pasado por sus manos en su clínica de Rockville se ha triplicado durante los últimos años. “Son políticos, abogados y lobbistas”, explica. “De generaciones anteriores no vimos pasar por nuestra clínica a ningún hombre”, afirma.
Los últimos estudios realizados en este campo por la revista Psychology Today muestran que el 43 por ciento de los hombres se declara “insatisfecho” con su apariencia y el 63 por ciento está “descontento” con su barriga. Las liposucciones abdominales están empezando a hacerse muy populares, según explican los especialistas, y en un año, las intervenciones en Estados Unidos para aumentar la carnosidad de los labios han aumentado un 421 por ciento, de acuerdo con los datos de 2002 publicados por la Academia de Cirugía Plástica y Reconstrucción Facial. “Cada vez los hombres aceptan más estas cosas, pero hay todavía muchos que ocultan que han pasado por el quirófano para mejorar su imagen”, afirma Goldberg.
Pero, como señalan los médicos, la cirugía estética “es el último paso que dan los hombres en su campaña personal por mejorar su apariencia”. “Primero intentan vestirse y arreglarse bien el pelo. Y sólo después dan el salto al quirófano”, explica Olivardia, instructora de psicología en la Escuela Médica de Harvard. En cualquier caso, los psicólogos concluyen que si realmente se trata de un problema de imagen que afecta a las relaciones personales o laborales, “a lo mejor lo que se debe hacer es hablar con un médico para crear un equilibrio más sano con la concepción del físico que se tiene de uno mismo”.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12