SOCIEDAD › ACUERDO DE MUNICIPIOS RIBEREÑOS PARA MONITOREAR EL RIO DE LA PLATA

El sueño de tener balneario propio

La ciudad de Buenos Aires y las comunas costeras intentan tomar el modelo de Uruguay para recuperar el río para uso recreativo.

 Por Eduardo Videla

Que la ribera de este lado del Río de la Plata pueda volver a ser un balneario es una utopía que no han perdido los porteños. La contaminación del agua no es irreversible, como ya lo demostraron los municipios costeros de la otra orilla, en Uruguay: el tratamiento de los efluentes y el monitoreo permanente en diferentes puntos de la costa fueron los ejes de la estrategia de los uruguayos, que nunca le dieron la espalda al río. Algo de esto está por ocurrir en Buenos Aires: la semana pasada, representantes de todos los municipios ribereños y de la ciudad se reunieron por primera vez para debatir estrategias y acordaron realizar, en el corto plazo, mediciones sistemáticas del estado de contaminación del río. El camino a recorrer no es corto: mientras que en Montevideo, habitantes y turistas pueden bañarse en el río porque las mediciones dan entre 200 y 2000 colonias de bacterias por cada 100 mililitros de agua, en Buenos Aires se detectan entre 30 y 40 mil, con picos de 80 mil. “Aunque en algunas zonas y en determinados días, los niveles de contaminación son compatibles con el uso del río como balneario”, dice una fuente del Area de Protección de la Ribera, el organismo encargado de la convocatoria. Y comienza a encender una ilusión.
La semana pasada se reunieron en Buenos Aires representantes del gobierno porteño y de los municipios de San Fernando, San Isidro, Vicente López, Avellaneda, Quilmes y Berisso, todos ubicados en la ribera del Río de la Plata. También participaron del encuentro delegados de las intendencias costeras uruguayas de Montevideo, Colonia, San José, Canelones y Maldonado. “Queremos recuperar el río como espacio público, como un lugar de recreación, incluso como balneario”, dijo a Página/12 David Mutchinik, titular del Area de Gestión de la Ribera del gobierno porteño. “Para eso, queremos aprovechar la experiencia de los municipios uruguayos”, agregó.
El vínculo con los vecinos de la otra orilla, en esta cuestión, está institucionalizado a través de Freplata, un programa impulsado por las Naciones Unidas orientado a la protección ambiental del Río de la Plata y su frente marítimo.
¿Qué tienen para aportar los uruguayos? En Montevideo construyeron un sistema de saneamiento “que reúne las aguas cloacales y pluviales de Montevideo y las vierte en Punta Carretas, a 2300 metros de la costa, con lo que quedan a salvo de la contaminación las aguas de la costa”, explicó a este diario Raquel Piaggio, representante de la Municipalidad de Montevideo.
Otro punto clave, para los uruguayos, es el monitoreo de la calidad del agua. “Cada dos días, ellos toman muestras en 20 puntos de la costa de Montevideo, y si el río está contaminado por sobre los valores tolerables, se prohíbe el baño en las playas de la ciudad”, relató Marcelo Gallego, uno de los técnicos del Area de Gestión de la ribera porteña. Las tomas las realizan pasantes de la Universidad Nacional de Montevideo, en virtud de un convenio con la Municipalidad.
La ciudad de Buenos Aires comenzó el año pasado a tomar muestras en distintos puntos del río y a hacer análisis, pero no en forma sistemática. En esas mediciones se pudo comprobar que los lugares donde se registra mayor contaminación son en las desembocaduras de los arroyos Vega, White, Maldonado y Ugarteche, que provienen del Gran Buenos Aires y cruzan la ciudad por debajo del cemento. “Vamos a empezar a tomar muestras en el medio del curso del arroyo para comparar con la desembocadura y saber si la mayor contaminación proviene del Gran Buenos Aires o de vertidos clandestinos de adentro de la ciudad”, explicó Gallego. Para hacer esas muestras, está previsto un convenio con la Universidad de Buenos Aires.
Con el fin de un diagnóstico preciso de la contaminación, los representantes de municipios ribereños intercambiaron experiencias en un taller y arribaron a un acuerdo que quedó por escrito: “Realizar un seguimiento sistemático y coordinado de la calidad del agua en la costa y participar de red de monitoreo integral del agua del Río de la Plata”, coincidieron. “Identificar los lugares con mayor contaminación permitiría implementar medidas para gestionar el uso recreativo del río, incluida la posibilidad de bañarse en sus aguas”, dicen las conclusiones del grupo de trabajo.
Para los funcionarios uruguayos, todo debería comenzar por cambiar la actitud hacia el río: “Hay que empezar por revalorizar el río a nivel de las instituciones y de la población”, dijo Raquel Piaggio, del Municipio de Montevideo.
Esa conciencia ambiental, tal vez, podría hacer que las autoridades reclamen por las obras pendientes del contrato de concesión de Aguas Argentinas, como la planta de tratamiento de los líquidos cloacales que se vierten constantemente en la costa, a la altura de Berazategui. Esa no es la única fuente de contaminación: el Riachuelo y el Polo Petroquímico de Dock Sud agregan su cuota de fluidos tóxicos, producto de descargas industriales sin tratamiento. Así y todo, y pese a la prohibición de meterse en el río, la costa invita y tienta al bañista desprevenido, especialmente los días agobiantes, en las playas de Vicente López, en el norte, de Quilmes, en el sur, y en algunos sectores de la ciudad de Buenos Aires.

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Decenas de bañistas desafían la prohibición de bañarse en la costa porteña del Río de la Plata.
 
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