SOCIEDAD › UN EMPRESARIO ZAFO DE SU CAUTIVERIO EN UNA VILLA

El secuestrado que se escapó

El del empresario Humberto Torres, de 42 años, fue un caso de secuestro “al voleo”, por más de una razón. La víctima, como corresponde a la modalidad delictiva, fue elegida al azar, pero las improvisaciones fueron mucho más allá, porque la banda cometió errores propios de principiantes. Los secuestradores dejaron ir a la esposa de Torres, Irene Mareschi, para que se encargara de reunir un rescate razonable y al hombre lo dejaron amarrado en el interior de una casilla de gas, en la villa Santa Rita, en Boulogne. Algo nerviosos porque la policía comenzó a rodear el barrio, alertada por la noticia del secuestro, los miembros de la banda se desbandaron y Torres, luego de zafar de sus ataduras, huyó del lugar mucho antes de que su esposa pudiera entregar el dinero y los electrodomésticos que se habían acordado como rescate.
Torres y su mujer, a bordo de una camioneta 4x4 marca Toyota, estaban llegando a su domicilio, en Rivera al 1700, de Villa Adelina, en la medianoche del domingo. Los interceptaron tres hombres armados que obligaron a descender a la mujer, a quien le dieron la orden de juntar dinero y objetos de valor como rescate, mientras ellos se llevaron al hombre. “Que no se te ocurra avisar a la policía porque lo matamos. Juntá la plata y varios electrodomésticos, que después te llamamos”, fue la orden de los secuestradores.
Al secuestrado lo llevaron hasta la villa Santa Rita, donde lo encerraron, a falta de un lugar más confortable, en el interior de una casilla de gas. A pesar de la amenaza, la esposa del empresario hizo un llamado a la policía y luego mantuvo tres conversaciones con los secuestradores. De la negociación surgió un acuerdo para el pago de tres mil pesos en efectivo, más un microondas y un equipo de música.
Unos 300 policías de las comisarías de la zona y del Comando de Patrullas de San Isidro comenzaron a seguir la pista de la banda y llegaron hasta los alrededores de la villa. Los uniformados no pudieron establecer dónde se encontraba Torres, pero el despliegue policial logró dispersar a los miembros de la banda, lo que hizo posible que el empresario, con algún esfuerzo, lograra zafar de sus atadura.
“Torres contó que pudo desatarse y una vez afuera de la casilla de gas salió corriendo por los pasillos, sin ton ni son, hasta que se encontró con algunos de los policías que salieron a buscarlo”, explicó a este diario uno de los investigadores. Los tres secuestradores tuvieron que escapar y hasta anoche no habían podido ser ubicados por la policía, que mantenía el operativo montado en la villa. La causa fue derivada al fiscal de Instrucción de San Isidro, Ricardo Costa, quien todavía no pudo hablar con Torres, que padece los efectos de la crisis nerviosa que le provocó la experiencia vivida. A Torres lo internaron en un sanatorio de la zona y luego fue dado de alta.
La policía intervino el teléfono de la esposa de Torres y por ese medio logró establecer la zona donde estaría la víctima. Como hubo varias llamadas, el rastro fue fácil de encontrar y cerca de las dos de la mañana de ayer, una comitiva al mando del comisario Rubén Cabrera rodeó la villa, lo que produjo el escape de los secuestradores y la liberación, por propia mano, de la víctima.

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