SOCIEDAD › HACE UN AÑO SU EX PAREJA NO LA DEJA VER A SU HIJO
Un duro golpe donde más duele
Ella lo denunció por violencia doméstica. Pero él terminó llevándose al hijo de ambos. Desprotegida por la Justicia, ella hace un año que no ve al niño, porque está amenazada.
Por Mariana Carbajal
Lucía Emilia Rivas hace más de doce meses que no ve a su hijo de cinco años porque tiene pánico de ser golpeada por su ex pareja. El caso es insólito. Ella denunció a su ex en varias oportunidades en la comisaría 2ª de Derqui, partido bonaerense de Pilar, por las agresiones que él le provocó. La violencia llegó a tal punto que el juzgado de Paz de Pilar le impuso a él la prohibición de acercarse a menos de 100 metros de Lucía. En ese mismo trámite judicial se acordó que la tenencia del hijo de ambos la tenía ella, pero se le fijó un régimen de visitas para el padre del niño. “Pero un día se llevó a mi hijo y por la fuerza me impuso un régimen de visitas y se lo quedó con él. Y me tiene amenazada de muerte si no retiro las denuncias en su contra. Por miedo, y porque no quiero exponer a mi hijo a más violencia, me vi obligada a dejar de verlo. Reclamé en la Justicia y me dicen que como él es violento conmigo pero no con el nene, no pueden quitárselo. Y yo estoy completamente desprotegida”, denunció la mujer ante Página/12.
Lucía tiene 22 años y los ojazos verdes. Los últimos cinco años ha vivido aterrorizada por la violencia de su ex pareja, según se desprende de su relato y de las numerosas denuncias que presentó en la policía de Derqui, donde vivían ambos. Dice que por las amenazas y las agresiones se vio obligada a mudarse a la Capital Federal para reiniciar su vida e intentar buscar protección judicial, porque en Pilar, donde hizo sus presentaciones, no obtuvo respuestas.
El recuerdo de su hijo la quiebra. “Me lo imagino flaquito, un flaquito lindo”, empieza a decir y rápidamente rompe en lágrimas porque, en realidad, se da cuenta de que no se lo puede imaginar. Pasó más de un año desde la última vez que lo vio. “Fue en la fiestita por el 25 de Mayo del jardín de infantes, el año pasado”, recuerda, entre sollozos. “Había ido a verlo, pero a la salida apareció el padre y me agarró del brazo, con fuerza, me quiso golpear y me dijo que si él llegaba a caer en cana por mis denuncias me mandaba matar. Y le tengo miedo. Desde ese día no lo quise ver más a mi hijo, para no exponerlo a más violencia. Tengo terror de cruzármelo a él, de que me encuentre. Y la Justicia no me protege”, cuenta, desesperada.
Su pesadilla empezó cinco años atrás. “Cuando nuestro hijo tenía pocos meses, él me levantó la mano y me pegó. Para mí fue suficiente. Y me separé. Pero él nunca lo aceptó”, dice Lucía. Y muestra copias de las denuncias y exposiciones policiales que hizo en la comisaría 2ª de Derqui por las sucesivas agresiones que su ex le causó. Por ejemplo, el 1º de noviembre de 2001, a los seis meses de dejar a su pareja, denunció que ese día, a las 7.30, cuando bajaba del tren en la estación Derqui, “él la interceptó y comenzó a insultarla, luego empezó a pegarle golpes de puño en el rostro y hasta un cabezazo”. Según consta en la denuncia, la joven tenía un hematoma en párpado izquierdo.
El caso llegó entonces al juzgado de Paz de Pilar, que el 9 de noviembre de 2001 le prohibió al ex concubino de Lucía acercarse a un radio de 100 metros de la vivienda habitada por ella y el pequeño (que en ese entonces vivía con su mamá), y de cualquier otro lugar al que concurriera. “Es decir, el juzgado evaluó la peligrosidad del hombre”, apunta la abogada Nina Brugo, que representa desde hace un mes a Lucía, es una reconocida militante feminista e integra la comisión directiva de la Asociación de Abogados de Buenos Aires. La obligaron a someterse a una mediación con su ex y en ese trámite judicial se acordó que la tenencia de la criatura la tenía la ella, pero se le fijó un régimen de visitas a él. “La mediación fue una barbaridad: no se puede mediar con un violento”, objetó Brugo.
Según denunció Lucía, su ex concubino no cumplió la orden judicial. “Se me metía por la ventana de mi casa, me despertaba con un beso, o con un arma en la cabeza. O me acosaba sexualmente. Me pegaba. Y hasta me robaba la basura del canasto para revisarla y comprobar si había profilácticos. El no podía tolerar que yo lo hubiera abandonado”, describió Lucía, en diálogo con Página/12. Hasta que Brugo tomó el caso, Lucía estuvo sin asesoramiento legal, por su precaria condición económica. Esa situación hizo que no supiera que aquel acuerdo judicial que le había prohibido a él acercarse a los sitios que ella frecuentaba, tenía una vida efímera: apenas 90 días, al término de los cuales Lucía debía pedir su prórroga y así sucesivamente. Lucía no la pidió y el acuerdo cayó, y quedaron sin vigencia las medidas para protegerla de la violencia de su ex pareja.
En septiembre de 2002, la relación se agravó. El hombre, de 29 años, se presentó en el domicilio de Lucía y después de golpear a la madre de ella –según consta en una denuncia realizada en la comisaría de Derqui– se llevó al pequeño. “Por la fuerza me impuso un régimen de visitas a mí y en mi desesperación acepté y él se quedó con nuestro hijo. Además, me amenazó: ‘Si me relinchás, te bajo de un tiro’, me advirtió”.
Lucía fue a hacer la denuncia a la comisaría 2ª de Derqui, pero no se la tomaron. “Me dijeron: Si el tipo te deja ver a tu hijo, entonces no podemos tomarte la denuncia porque la patria potestad es compartida’”, recordó Lucía. Dice que no era la primera vez que esa seccional le daban la espalda. “Las veces que llamé cuando él estaba adentro de mi casa me mandaban un patrullero recién a los 40 minutos, cuando ya se había ido. Qué tienen que esperar, que yo aparezca con un tiro, les decía. Y me respondían: ‘Y sí, más o menos’”.
Lucía pensó que en la Capital Federal encontraría el respaldo de la Justicia que no consiguió en Pilar. Con el patrocinio de Brugo, el 13 de abril presentó una demanda para reclamar la tenencia de su hijo. Recayó en el juzgado en lo Civil Nº 38. “El juzgado se ha declarado incompetente porque la jueza alega que el lugar donde ha vivido la criatura es el domicilio de Derqui, en la provincia de Buenos Aires. Le están negando justicia y protección al menor. La madre no puede ir a reclamar a los tribunales de Pilar, que ya demostraron que no le ofrecen garantías. De acuerdo con la Convención Internacional de los Derechos del Niño, la causa debería llevarse adelante aquí, donde el chico puede estar en un ambiente libre de violencia. Es increíble que el menor siga viviendo con una persona altamente peligrosa y la Justicia no haga nada”, denunció Brugo.