SOCIEDAD › CLAUDIA MIRANDA FUE LIBERADA POR SUS CAPTORES

Un final feliz en Baradero

Fue abandonada en Capilla del Señor, el lunes de madrugada. Se estima que pagaron un rescate de 26 mil pesos. Investigan el entorno del marido y a una banda de piratas del asfalto.

Eran las seis y diez de la mañana de ayer, el día de su cumpleaños número 38. Claudia Miranda avanzaba vestida de negro sobre el borde de la ruta 39 entre las penumbras de Capilla del Señor. De pantalón negro y buzo negro, se metió en la agencia de remises El Puma, a 200 metros de un cruce. La agenciera la miró sorprendida por la hora, porque estaba sola y con frío. “¿Cuánto sale un viaje a Baradero?”, le preguntó sin decirle quién era y antes de subirse a un coche que 110 kilómetros más adelante la dejaría de regreso en su casa, después de seis días de secuestro. Claudia recién había sido liberada. Una de las versiones de la pesquisa indica que la familia pagó 26 mil pesos de rescate a las 4 de la mañana del lunes en la localidad de Escobar. Los investigadores creen que sus captores pueden ser una banda de piratas del asfalto. Su marido cree que entre ellos hay algún conocido. La Justicia investiga a los viejos compañeros de prisión de su esposo, quien pasó una temporada en la cárcel por una causa de homicidio.
Claudia estuvo secuestrada seis días en total. Se la llevaron de Baradero el martes pasado cuando volvía en moto a su casa, después de dejar a su hija en la escuela. “Siempre estuvo en el mismo lugar, nunca la trasladaron”, le dijo a Página/12 el intendente de Baradero, Ricardo Montesanti. Según la información de Montesanti, durante ese lapso la mantuvieron secuestrada en la zona, en los alrededores de Capilla del Señor.
En Capilla del Señor imaginaron que Claudia era una bandolera dispuesta a asaltarlos. “A las seis y cuarto, más o menos, llegó a la remisería. Estaba muy nerviosa y temblaba de frío. Dijo que quería un auto para irse a Baradero y preguntó cuánto le salía”, explicó Irma Zarza, la recepcionista del local y una de las dos únicas personas que estaban en la agencia. Al lado dormía Juan Medina, el chofer que horas más tarde abandonaría el oscuro anonimato de la remisería para trasformarse en el hombre más reporteado del día: “Yo no la reconocí, no sabía quién era –contó después–. Le pregunté de dónde venía. Me dijo que andaba con una camioneta que se le rompió, y me aclaró que no era de ella, todo eso para evitar más preguntas. Ella tenía la mano en el bolsillo y no la sacaba nunca. Yo pensaba: ahora saca un arma. Es un zona medio peligrosa y yo pensaba, ya veo que se escapó de una comisaría y me agarra a mí”.
La consulta por un viaje tan largo terminó de sorprenderlos: “Para nosotros un viaje así es inusual; no es normal que venga alguien a pedirnos un viaje a Baradero”, trataba de explicar anoche una empleada de la agencia ante la consulta de este diario. Para el remisero Juan lo más llamativo era su ropa: “No tenía la ropa acorde a los que hacen un viaje tan largo”, decía más tarde. “Tenía un jogging negro, estaba de entrecasa. Yo le preguntaba cosas y no me respondía.” El viaje le costaba 85 pesos, Claudia les aseguró que después se los pagarían sus familiares, se subió al auto y Juan arrancó. Pararon a cargar gas en Zárate, mientras él sin éxito insistía: “Yo le preguntaba y (ella) me cortaba. No habló en todo el camino”. Enseguida, escuchó: “Me voy a dormir –le dijo ella–, avisame cuando entremos a Baradero”.
La investigación está en manos del fiscal federal Orlando Bosca de Campana y de la Departamental de Investigaciones (DDI) de San Nicolás. Un investigador reveló a este diario que una de las pistas seguía a una banda de piratas del asfalto, uno de los delitos más frecuentes en la zona norte de la provincia de Buenos Aires con ramificaciones en el sur de Santa Fe. El radio integrado por las ciudades de Rosario, San Nicolás y Pergamino es conocido, de hecho, como el Triángulo de las Bermudas por sus históricos altos índices de robos de transporte de mercancía. “Para llegar a las cifras que llegan siempre tienen que tener algún tipo de anuencia policial”, confió un investigador.
El lugar hacia donde los secuestradores dirigieron el primer intento de pago de rescate está dentro del Triángulo. El lunes a la madrugada, se lo sugirieron a Fabián Fernández, el marido de Claudia. Los secuestradores le pidieron que entregue el dinero en algún lugar camino a Rosario. Cuando suauto entró a Santa Fe, Fabián recibió una nueva llamada, esta vez para desviarlo hacia la provincia de Buenos Aires. Una versión indicaba anoche que la entrega se concretó finalmente en Escobar, alrededor de las cuatro de la mañana. “Flaco, te portaste bien, nos diste la plata y te la devolvemos sanita”, le dijeron a Fabián en ese momento. El mismo aseguró que hubo “seis días de negociaciones” en los que le pidieron dinero que no tenía. Y que “hubo gente de Baradero que pudo haber aportado información para que la secuestraran a ella (Claudia): nadie va a venir hasta acá si no tenían datos. Acá hubo inteligencia”.
Fabián Fernández había estado detenido por una causa por homicidio, la Justicia lo liberó porque entendió que se trató de un acto en defensa propia. Ahora, los que están detrás de la causa investigan a sus ex compañeros de celda. Creen que pudieron haber sido los que aportaron información a la banda para el secuestro.

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Una hija de Claudia Miranda festeja el 38º cumpleaños de su madre en la puerta de su casa.
 
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