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“Los pueblos indígenas repudiamos el 12 de octubre de 1492 porque fue el comienzo del genocidio más grande cometido contra la Humanidad, con más de 90 millones de hermanos muertos en todo el continente. Ese día comenzó la invasión, la evangelización, el colonialismo y la dependencia política, social, económica y el saqueo al patrimonio cultural. Ese día el sol se eclipsó para nuestros ancestros.” La frase forma parte del documento que representantes de los pueblos originarios de todo el país elaboraron y leyeron ayer en la Plaza Congreso, durante uno de los actos del contrafestejo por el aniversario de la llegada de Cristóbal Colón a América.
En Congreso se llevó a cabo el tradicional acto en el que, por vigésmo segundo año consecutivo, se dieron cita representantes de diversas etnias. La reunión comenzó a la mañana, con una celebración a la tierra y el sol. Luego, sobre un palco ubicado de espaldas al Congreso y frente a unas 250 personas –entre miembros de comunidades y transeúntes–, se sucedieron los discursos de caciques y pobladores, y la actuación de músicos. Muchos curiosos siguieron el acto de lejos, con los brazos cruzados. Los más desinhibidos fueron algunos adolescentes, que bailaron al son de charangos y zampoñas, con banderas mapuches atadas al cuello, ante la complicidad de otros vestidos con ropas negras y peinados punks.
En diálogo con Página/12, uno de los organizadores y voceros del Movimiento Indígena, Pucca Waira (“viento rojo” en quechua), evaluó los resultados de estos 22 años: “Hubo un avance en la organización de los pueblos originarios. Antes éramos pocos; y hoy, en la organización de esta marcha, hay alrededor de 40 comunidades que están tomando conciencia de que tenemos derechos y debemos reclamar por ellos. Pero no hubo resultados positivos por parte de los gobiernos”.
En la plaza se ubicaron unos 20 puestos de artesanos. Expusieron y vendieron comidas, collares, sombreritos, instrumentos como la trutruca y los chas-chas, artículos de mimbre, cerámica y espejos que nada tenían que ver con los espejitos que los españoles ofrecieron a sus antepasados. A causa de la lluvia, la venta no fue tan buena, “pero lo que importa es que la gente haya venido a participar y enterarse de los problemas que tienen nuestros pueblos”, reflexionó Paola, una artesana kolla.
La reunión finalizó a las 18, con una multitudinaria recorrida por las avenidas Callao y Corrientes, hasta regresar al Congreso.
En cambio, el acto previsto para la tarde de ayer frente al Cabildo, en Plaza de Mayo, fue suspendido por pronósticos de lluvia. Sin embargo, contra todo pronóstico de aguacero, el monumento al general Julio Argentino Roca fue rodeado por un centenar de personas que escucharon al escritor y periodista Osvaldo Bayer –que hizo un repaso por la historia de la conquista de América– y disfrutaron de una obra del grupo de teatro Brazo Largo y del recital del grupo musical Arbolito.

Informe: Adrián Figueroa Díaz.