SOCIEDAD
Otro disparo en el aula que reaviva la polémica
Un chico de 7º año de una escuela de Moreno llevó un arma a clase. Se le disparó accidentalmente y el balazo le pegó en el estómago. Está fuera de peligro. Apedrean el auto de la directora.
Por Pedro Lipcovich
Siempre se supo que, para una maestra de séptimo año, dar la espalda a la clase para escribir en el pizarrón configura un momento crítico, pero esta vez, en una escuela de la localidad de Moreno, lo que se escuchó no fue el ruido de los tizazos sino el estampido de un balazo. A uno de los alumnos, de 16 años, se le había disparado accidentalmente el arma que portaba. El chico fue internado y está fuera de peligro. La viceministra de Educación bonaerense, que se hizo presente en el establecimiento, manifestó la “preocupación” de su cartera por el incremento de la portación de armas de fuego por alumnos. Pero la secretaria de Educación de Ctera observó que el problema “no se origina en la escuela sino en la cantidad de armas que circulan en barrios del conurbano”. Y, como para ratificar en los hechos que la violencia viene de la sociedad, un grupo de padres reaccionó apedreando el auto de la directora de la escuela.
Poco después de las 11 de la mañana de ayer, la maestra de séptimo año de la EGB 42, en el barrio San Cayetano, de Moreno, provincia de Buenos Aires, escribía en el pizarrón la tarea para el hogar de sus alumnos, cuando sonó el disparo. Al volverse, vio que uno de los alumnos de los últimos bancos, un joven de 16 años, estaba doblado en dos. Había recibido el balazo del arma que él mismo portaba y que, según fuentes policiales, sería de calibre 22 o 32.
El adolescente fue trasladado de inmediato al hospital Mariano Luciano de la Vega, en Moreno, donde fue intervenido quirúrgicamente por una herida en el abdomen. Anoche estaba “fuera de peligro”, internado y acompañado por sus padres.
Al conocerse lo sucedido, numerosos padres se hicieron presentes en la escuela. Algunos protestaban: “Lo que hay que hacer es revisar a todos los chicos”, pidió una madre ante las cámaras de televisión. “¿Qué precauciones toman para que no traigan armas de fuego?”, increpó otra. Un pequeño grupo llevó su protesta al extremo de apedrear el auto de la directora del colegio, al cual alcanzaron en la luneta trasera.
Stella Maldonado, secretaria de Educación de Ctera, destacó a este diario que “el problema de los chicos que van a clase armados no nace de la escuela misma. En muchos lugares y especialmente en el segundo cordón del conurbano, donde se ubica la escuela en cuestión, hay demasiada gente armada y en muchas casas hay armas, muy cerca de los chicos” (el jueves pasado, Página/12 informó sobre el reclamo de una red de ONG para que el Estado promueva el “desarme” de la población civil).
Maldonado advirtió que “el intento de instalar detectores de metales en las escuelas fracasó en Estados Unidos, en el Bronx neoyorquino y el ghetto negro de Chicago; tampoco resultó en las barriadas de los alrededores de París. Los detectores, u otras formas de inspección, no sirven porque hay muchas modos de burlarlos, pero además porque introducen en la institución escolar una metodología militarizada: esto altera el sentido de la institución y produce a su vez violencia institucional”.
Delia Méndez, subsecretaria de Educación bonaerense, reconoció la “preocupación” de su cartera por la presencia de armas en escuelas: “Estamos trabajando para realizar capacitación con equipos de especialistas”, agregó.