SOCIEDAD
El reclamo por los derechos de los niños ya llegó a Catamarca
Los Chicos del Pueblo alcanzaron la segunda de las ocho provincias que recorrerán con sus reclamos. Estuvieron en la escuela donde era alumna María Soledad Morales. Hoy llegarán a La Rioja.
Los Chicos del Pueblo llegaron a Catamarca. Y el modo festivo de reclamar por sus derechos se multiplicó en centenares de niños que les dieron la bienvenida, acrecentando el colorido de la “Marcha por la Vida”. Los 350 chicos que avanzan en caravana salieron del territorio tucumano y fueron recibidos por alumnos de escuelas de frontera en medio de los cerros del norte argentino. Con su trencito gasolero, banderas argentinas y multicolores, algunos vestidos de payasitos y otros arriba de zancos, pasaron en silencio por el colegio de María Soledad Morales, la joven asesinada en 1990. Caminando cuadras y cuadras, inquietando a vecinos curiosos y funcionarios catamarqueños, llegaron hasta la plaza central de San Fernando y frente a las sedes del poder político y religioso pidieron, una vez más, que “de una vez por todas” se reconozca que son “sujetos de derecho”, que “el hambre es un crimen” y que hay que decirle “basta” a la pobreza “sí o sí”.
En seis micros, desde Tafí Viejo, Tucumán, salieron el martes en caravana hasta la segunda de las nueve restantes paradas hasta llegar a Plaza de Mayo. A las 8 de la mañana, los coordinadores con caras de sueño no pudieron contener a los despabilados chicos que cantaban su canción preferida: “La primavera será para cualquiera, y pobre del que quiera robarnos la ilusión”, dice uno de sus párrafos. Ayer, el frío y la llovizna siguieron en el “Jardín de la República”. Pero al son del insistente “sale el sol” entonado por el “ejército” de 350 niños, el clima decidió “perder la batalla” y la luz solar descubrió a los ojos de los chicos pegados a las ventanillas los cerros catamarqueños. “¡Faa! No se puede subir ahí, ¿no?”, preguntó Gonzalo, de 5 años. “Sí que se puede subir ahí y a cualquier lugar, nada más necesitás unos días”, le respondió Ain, de 8.
Avanzaron en el vasto territorio que “puede producir alimentos para 300 millones de personas, pero no para sus 37 millones de habitantes”, recalca Alberto Morlachetti, coordinador del Movimiento de los Chicos del Pueblo. En medio de la rústica belleza de los cerros, la marcha se detuvo porque alumnos de la escuela 245 de El Portezuelo los habían estado esperando al costado de la ruta 34, con una imagen de la Virgen del Valle y una paloma de papel que en sus alas tenía escrito cada derecho del niño. “Trabajamos por los valores por los que ustedes trabajan”, dijo emocionado a Página/12 Carlos Herrera, el director.
En el viaje, Julia, una maestra, contó “la historia de una chica pobre, de 17 años, que fue asesinada por algunos que tenían poder” y por la que “una monja organizó marchas del silencio”. “También damos geografía: la extensión de las montañas, el clima, el porqué de las nubes bajas y relaciones de altura son más fáciles de explicar viéndolas”, explicó Silvia Almazán, del Suteba. En cada micro viajó una docente y “también tenemos una biblioteca itinerante y contamos historias y leyendas de cada lugar visitado”, agregó. El titular del gremio, Roberto Baradel, adelantó a este diario que “los paros del 30 de junio y 1º de julio tendrán una movilización prevista para este último día a Plaza de Mayo para, además, acompañar la llegada de los Chicos del Pueblo”.
Ya provistos de sus chalecos azules con la leyenda “el hambre es un crimen”, llegaron a Valle Viejo. Fueron recibidos por niñas bastoneras del club Ateneo, donde el almuerzo estuvo a cargo de la Secretaría de Acción Social municipal. Su titular, Verónica Meatto, reconoció a este diario que “generó miedo el chaleco de la CTA. Pero nosotros priorizamos la recuperación de los derechos y adherimos silenciosamente al de la alimentación”.
No pocos admitieron la “inconveniencia” de incorporar a Catamarca en una marcha como la de ayer, en una provincia cuyo gobernador, Eduardo Brizuela del Moral, acababa de pedir la renuncia a su gabinete. De todos modos, coloreó las calles de la capital de feudos agrietados, que se llenaron de sol, color y muñecos gigantes. La caravana arribó por la avenida Virgen del Valle bordeada de unos 300 catamarqueñitos y se detuvo frente al hospital pediátrico Eva Perón. ONG que trabajan por niños con discapacidades motrices y con adolescentes que son explotados laboralmente también acompañaron el trayecto encabezado con una bandera argentina de 50 metros.
“A ver a ver, quién dirige la Argentina, los corruptos y ladrones o la marcha por la vida”, corearon hasta llegar al Colegio del Carmen, en Junín y San Martín, de donde fue alumna la joven María Soledad Morales. Allí, los cánticos cesaron y la marcha avanzó en un largo y profundo silencio luego cortado por un aplauso de un minuto en homenaje a la muchacha “asesinada por el poder”. “No hemos salido para no interrumpir nuestro acto por el Día de la Bandera. Igual, adherimos a toda manifestación que se desarrolle en paz”, dijo Manuel Molina, el vicedirector.
La caminata concluyó frente a Catedral provincial, en la plaza 25 de Mayo. La ONG “CataMarcha” organizó el acto multitudinario en el que niños de la provincia leyeron su sentir acerca de la problemática que viven. En los árboles se colgó un cartel que decía: “El problema más grande de violencia es el silencio”. Una vez finalizado el acto, quedó un grupo de alumnos que, ya sin la compañía de los niños peregrinos, se despidieron con un esquemático y alegre “has-ta ma-ña-na se-ño-ri-ta di-rec-to-ra”. La despedida de la maestra fue elocuente: “La próxima vez traten de no gritar. Caminen”.
Informe: Adrián Figueroa Díaz