SOCIEDAD › EL PARTE MEDICO TRAS EL RESCATE DEL SUBMARINO
Entre el Kursk y el resfrío
Cuidados médicos por señales de resfríos e hipotermia, y agradecimientos del gobierno ruso a Gran Bretaña y Estados Unidos por el rescate fueron los hechos destacables del día después de que los siete tripulantes del submarino ruso AS-28 Priz fueron rescatados con vida de las profundidades.
“En los primeros análisis se constató que los siete hombres sufren resfríos a causa de las bajas temperaturas”, señaló un portavoz de la marina a la agencia Interfax. Los seis soldados y un ingeniero pasaron 76 horas en el fondo del Pacífico a temperaturas no mayores de cinco grados centígrados y en un ambiente cargado de gas carbónico.
A su vez, el presidente ruso Vladimir Putin ordenó al ministro de Defensa, Serguei Ivanov, que investigue la causa del accidente del sumergible de 13,5 metros de eslora. Ivanov siguió desde la costa la operación de rescate de los marinos. Los siete tripulantes llegaron ayer en barco al puerto de Petropavlovsk-Kamchatsky (extremo oriente ruso).
El ministro Ivanov afirmó en el puerto que “la tripulación está bien y ha pasado por una primera revisión médica”. Ivanov elogió el valor de los siete marinos y también la ayuda prestada por rescatistas británicos que “trabajaron de manera muy profesional, rápida e inteligente”.
El rescate de los siete tripulantes del Priz se concretó con la ayuda del sumergible británico Skorpio 45. El salvataje demandó seis horas de operaciones y se logró cuando en la nave sumergida sólo quedaba oxígeno para ese día, según había señalado el almirante de la Flota del Pacífico, Viktor Fiodorov. Cuando todos los intentos rusos de rescate habían fracasado, el robot Skorpio 45 logró la salvación de la tripulación usando sus dos tijeras dirigidas por control remoto que separaron el cable de un sonar submarino en el que el AS-28 quedó atrapado. “En seis horas cortó cinco sogas. La más gruesa era de un aparejo de arrastre (de pesca)”, dijo Ivanov. “Recibimos hoy a los héroes, no tengo miedo de usar esta palabra”, dijo el ministro. Tanto festejo político tenía su motivo: durante los tres días de rescate planeó el fantasma del submarino nuclear Kursk, hundido con sus 118 tripulantes dentro.