SOCIEDAD

Un milagro de Navidad en el territorio de Kaddafi

Un tribunal anuló las condenas a muerte de cinco enfermeras búlgaras y un médico palestino acusados de contagiar el VIH a 432 niños.

Las cinco enfermeras y el médico que fueron condenados a muerte en Libia recibieron la buena noticia para Navidad. Tras casi siete años de incertidumbre en la cárcel, por ahora no serán ejecutadas por un pelotón de fusilamiento. En mayo de 2004, un tribunal de Benhazi condenó a muerte a las cinco mujeres búlgaras y al médico palestino, acusados de contagiar a más de 400 niños con el virus del sida a través de transfusiones con sangre contaminada, en un hospital de la ciudad. El domingo 25, el Tribunal Supremo de Libia suspendió las condenas a muerte y ordenó que vuelva a realizarse un nuevo juicio. Aún no se sabe si las mujeres detenidas serán liberadas y si podrán regresar a su país.
“Comenzamos bien, pero ahora necesitamos hechos concretos”, señaló un diplomático occidental en Trípoli. Desde hace meses que Bulgaria, junto a la Unión Europea y Estados Unidos, negocia en silencio una solución justa para ambas partes.
Especialmente la dirigencia libia, encabezada por el líder revolucionario Muammar Kaddafi, está frente a un dilema. Por una parte, el caso afecta las relaciones de Libia con Occidente, que han mejorado desde que Kaddafi renunció al terrorismo y hace dos años declaró su renuncia a las armas de destrucción masiva. Sin embargo, por otra parte, en Libia el escándalo pone bajo presión al viejo líder. La indignación en este país petrolero es enorme. Porque en el hospital de Fatih se infectaron cientos de niños con el virus del VIH. Y de los 432 niños infectados, 51 ya murieron de sida. Mientras tanto también se infectaron unas 20 madres, de las cuales una ya murió, según fuentes libias.
El escándalo arroja luz sobre el estado del sistema de salud libio. Cuando el hecho fue descubierto, la dirigencia entonces aún antioccidental de Trípoli inmediatamente responsabilizó al personal del hospital por el desastre. Se indicó que las enfermeras y el médico palestino, detenidos en febrero de 1999, habían infectado a los niños por encargo de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) norteamericana y el servicio secreto israelí Mossad.
Aunque Libia renunció a la teoría del complot occidental, el tribunal de Benhazi dictó condenas a muerte, sin pruebas evidentes. Según los acusados, sus confesiones fueron obtenidas bajo tortura.
En Bulgaria, la alegría por la anulación de las condenas a muerte se vio ensombrecida por la incertidumbre acerca de la duración de un nuevo juicio. El estado psíquico de las mujeres es muy malo, aseguran sus allegados. Y sus familiares dudan de que un nuevo proceso en Libia vaya a ser más justo.
“Libia juega con nosotros y el mundo como si fuéramos monos de circo”, se lamentó la madre de una de las enfermeras. Está convencida de que los libios sólo quieren obtener ayuda de los europeos para la construcción de hospitales modernos, luego de quedar al descubierto el mal estado de su sistema de salud.
De hecho, médicos occidentales le entregaron a los libios un dictamen devastador. “Un drama”, señaló el co-descubridor del virus del sida Luc Montagnier sobre las condiciones higiénicas tras una visita a la clínica de Fatih, en 2002.
La Unión Europea saludó ayer la decisión del Tribunal Supremo de Libia. “Es una buena noticia”, dijo un portavoz del ejecutivo de la UE. Tres días antes de la anulación de las condenas a muerte, hubo un sorprendente giro en las duras negociaciones entre Libia y Occidente: los negociadores de ambas partes acordaron el jueves la creación de un fondo de ayuda internacional para las víctimas del sida. Ahora habrá que negociar los detalles, el origen y la magnitud de los fondos, y esperar que los afectados aprueben esta solución.
“Esperamos que esta decisión lleve a una solución rápida y justa para todos los involucrados, dijo el portavoz de la UE. “Nos alegramos de quese hayan logrado avances en la creación de un fondo con el que se apoye a las familias de las víctimas. Ese fondo será nutrido entre otros por la Unión Europea, Estados Unidos, Libia y Bulgaria. Según un diplomático occidental, con el nuevo comienzo del juicio los libios se quedaron, por las dudas, con una “garantía”.

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El tribunal anunció el domingo 25 la anulación del fallo que condenaba a los seis a morir fusilados.
 
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