Las raves, esas fiestas en las que se reúnen cientos de jóvenes para bailar al ritmo de la música electrónica en medio de inquietas luces de colores, no son de la simpatía del ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Claudio Mate, para quien esos ámbitos serían los únicos en los que se consumen las denominadas drogas de diseño, como el éxtasis. Mate consideró que la unión entre esos encuentros y las drogas sintéticas es “indisoluble”. Y se prepara para desalentar la realización de fiestas de ese tipo, muchas de las cuales se realizan este verano en la costa.

“Es casi indisoluble el disfrutar la combinación de la música, las luces y los efectos psicoactivos de las pastillas”, explicó Mate. Las declaraciones del ministro fueron realizadas en Mar del Plata, cuando se lo consultó por una rave que tendrá lugar mañana y es auspiciada por una marca de cigarrillos.

Y aunque sabe que por el momento no puede, va a hacer el intento por, al menos, disminuir la cantidad de fiestas electrónicas que se llevan a cabo en el territorio bonaerense. “Desde el punto de vista legal, sé que es casi imposible la prohibición, pero sí me parece que podemos patear el tablero e instalar el debate. Les voy a decir a todos los intendentes de la provincia que le hagamos la vida difícil”, anticipó. También pronosticó una casi segura polémica en torno del tema al indicar que “acá prohibir cosas parece una mala palabra”.

Para Mate, con una experiencia de cuatro años de trabajo en la problemática de las adicciones, el consumo de drogas sintéticas “es prácticamente nulo” por fuera de las raves. Y detalló: “Una droga de diseño es una sustancia que se empieza a elaborar cuando las drogas que provienen de la naturaleza tienden a ser más controladas, entonces se empiezan a analizar derivados de las anfetaminas”.

“Así se instalaron en Europa. Ahora quedó como reducida a estos ámbitos y acompañan lo que tiene que ver con el folklore de las fiestas rave”, agregó. Respecto de la situación en aquel continente, señaló que allí “los gobiernos las ignoraron durante diez años y ahora es una preocupación mayor”.

Mientras tanto, Pablo Baldini, uno de los organizadores de la fiesta que desató el enojo del ministro, consideró: “Corremos el riesgo de volver a tiempos en los que un grupo de personas nos decían qué se puede escuchar y qué no”. Además, informó que en la fiesta que se desarrollará en Mar de Plata no estará permitida la venta de alcohol ni el ingreso de menores de 18 años.