La falta de noticias sobre sus seres queridos transformó a los familiares de los casi 800 desaparecidos por el hundimiento de un ferry en el Mar Rojo en una oleada de ira. Muchos de ellos incendiaron las oficinas de la empresa responsable del barco. La incertidumbre acerca de las cantidades de sobrevivientes, fallecidos y desaparecidos fue una de las causas de las protestas. La buena noticia fue que los grupos de rescate que seguían trabajando desesperanzados encontraron 37 personas con vida en el mar.

Los parientes de los náufragos del “Al-Salam 98”, que se hundió el jueves pasado haciendo el trayecto que une el puerto de Duba, en Arabia Saudita, con el de Safaga, en Egipto, no obtenían respuestas. Decidieron ir a buscarlas a la sede de Al-Salam Maritime, la empresa que había vendido los pasajes y que es la propietaria de la nave. Como las preguntas seguían huérfanas, los cientos de familiares asaltaron e incendiaron las oficinas. Entre los gritos de reclamos, la policía antidisturbios los reprimió con gases lacrimógenos.

Más lejos de la costa, las tareas de rescate dieron con 37 personas que sobrevivieron al hundimiento del barco y a los tiburones que pueblan esas aguas. “Por fin una buena noticia, no perdemos la esperanza”, manifestó Mohammed Helmi, un responsable de Al-Salam Maritime. Es que esa posibilidad era casi nula, ya que quienes aún estarían con vida llevarían unas cien horas luchando contra el cansancio, la hipotermia y las fuertes corrientes del Mar Rojo.

Los datos sobre la tragedia son disímiles y dependen de la fuente de donde provengan. Según la empresa, de las 1415 personas que iban en el ferry, 426 fueron encontradas con vida, otras 195 fueron declaradas muertas y continúan desaparecidas 794.

Por su parte, un vocero gubernamental, Magdi Radi, informó que hay 388 sobrevivientes y 244 cadáveres. Mientras que para el Ministerio de Sanidad los cuerpos recuperados son 168, de los que 75 habrían sido identificados. La tercera versión corresponde al gobernador de la región, Bakar al Rachidi, quien contabiliza 387 sobrevivientes y 204 fallecidos.

Además, comenzaron a conocerse las historias de quienes pudieron regresar a tierra. Como la de Mohamed Ahmed Hasan, de seis años, quien estuvo un día y medio agarrado a un pequeño flotador después de haber perdido a su padre y a dos hermanos en el naufragio.

Los últimos testimonios señalan que la tragedia comenzó cuando se originó un incendio como consecuencia de una avería en un tubo de escape del ferry de 35 años de antigüedad. Según los relatos, el fuego se extendió hasta el lugar en el que viajaban los automóviles, pero el capitán, Sayed Omar, no creyó que fuese un problema lo suficientemente grave como para regresar al puerto de partida. “Este tipo es un loco. Ni siquiera informó a las autoridades que había a bordo un fuego de gran magnitud, creo que quería demostrar que era un héroe”, afirmó Mohamad Charaf Mustafá, un sobreviviente.