Lunes, 13 de febrero de 2006 | Hoy
SOCIEDAD › SEIS PRESOS DE LA U 3 PATEADOS COMO UNA PELOTA
Por Horacio Cecchi
Unos días antes de que la Unidad Penal 41 de Campana, del Servicio Penitenciario Bonaerense, quedara formal y fraternalmente inaugurada pour la gallerie con un partido de fútbol entre presos y carceleros, el mismo SPB, pero en otra unidad, la 3 de San Nicolás, jugaba su partido cotidiano y fraternalmente molía a golpes a seis presos, cuatro de los cuales quedaron con sus rostros como una pelota de trapo por el solo hecho de que reclamaron un teléfono para comunicarse con sus familiares. Uno de ellos fue apuñalado por un oficial penitenciario. Según la descripción hecha por la víctima, los rasgos coinciden con Felipe Lione, director del penal. A dos de los presos los enviaron al penal de Junín, curiosamente de donde habían sido trasladados por denuncias contra sus funcionarios.
El domingo 5 de febrero, los internos se encontraban en el Pabellón 3 y pidieron teléfono para comunicarse con sus respectivos familiares para saber si vendrían a visitarlos ese día. Los presos dijeron luego que “los policías nos verdugueaban, nos decían que lo que solicitábamos era una porquería, que si no teníamos teléfono que nos manejemos sin él y que si no nos visitaban, también”. Los internos dijeron que el encargado del pabellón les ofreció pastillas para que se quedaran tranquilos. Pero los presos no aceptaron y, obviamente, no se quedaron tranquilos.
Vino entonces el castigo con palos y mangueras. Los trasladaron “con patadas voladoras” hasta las leoneras, donde prosiguió la golpiza. Uno de los internos, de apellido Lazos, recibió un puntazo en la mano derecha cuando la tenía agarrada a la reja. El preso no conocía el nombre del penitenciario que lo acuchilló, pero sabía que en el lugar estaban el director y el subdirector de la unidad, y que uno de los dos había sido. La descripción física del agresor coincide con la de Felipe Lione, un león como director.
La versión de los penitenciarios dice que los presos se amotinaron para obtener pastillas y que durante el motín destrozaron el teléfono. La versión no resiste el menor análisis, especialmente porque si hay algo que cuidan allí dentro los presos es el día de visitas y el teléfono, único medio de comunicación directo con el exterior.
Tanto Lazos como otro interno llamado Pablo Cubas habían presentado hacía un tiempo una denuncia contra el personal de la Unidad de Junín. Adivine Ud. señor lector a qué unidad los enviaron después de amasijarlos a golpes. Si cree que a Junín, estará en lo cierto. Ambos llegaron en estado de inconsciencia por los golpes y el post doping. Cuando presentaron la denuncia ante la Defensoría General de San Nicolás, tenían la cara como una pelota de fútbol, según se desprende de las fotos periciales. A otro de los internos, Juan Manuel Arriola, le dieron con una varilla y la culata de una escopeta. Arriola no había hecho denuncia contra las autoridades de Junín, por lo que no había necesidad de trasladarlo allí: lo enviaron a Campana. Como su denuncia es contra las autoridades de San Nicolás, todo indica que en unos meses será devuelto al león de los penales. Otro de los presos que amaneció con su rostro que transparentaba su afición al fútbol se llama Jorge Canedo. Los dos restantes, Daniel Ramos Torres y Carlos Abalo Verón, no presentaron lesiones tan violentas.
En el partido con los presos, en Campana, los guardias terminaron con un 2 a 7 desfavorable. Se descarta que la golpiza haya sido una venganza, porque fue una semana antes del partido. Todo indica que la golpiza, más que venganza, es una costumbre.
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