Militantes de la filial brasileña de Greenpeace colgaron una gran pancarta con la leyenda “El futuro del planeta está en sus manos” en uno de los brazos del Cristo Redentor de Río de Janeiro. Dos de ellos quedaron colgados de la enorme bandera y suspendidos en el aire. Al bajar de la famosa estatua, los seis miembros de la organización terminaron detenidos por la policía.