Viernes, 17 de marzo de 2006 | Hoy
Un preso murió apuñalado en el penal de Devoto, después de llamar a su padre para decirle que corría peligro. Un compañero le envió un mensaje al padre acusando a los guardias y ahora está aterrado. El SPF lo niega y dice que fue una pelea entre internos.
Lo último que se supo de Fernando Ezequiel Schiaritti quedó registrado en tres llamadas sucesivas en el pabellón (celular) 4, planta 5 del penal de Devoto. El miércoles pasado, a las 15, Schiaritti habló por teléfono con su padre, Francisco. Media hora más tarde llamó a su novia. A las cuatro menos veinte volvió a llamar al padre, le pidió tarjetas telefónicas y cortó abruptamente después de decir que tenía problemas. Diez minutos más tarde, según el Servicio Penitenciario Federal, en el celular 4 se desató “una pelea entre internos”, eufemismo que en el ambiente suele ocultar muertes por encargo de penitenciarios, trabajitos, negocios y violencia por hacinamiento. Pasadas las cinco y media de la tarde, Fernando ya estaba muerto. Cuando Schiaritti padre concurrió al penal, desde una ventana, un compañero de Fernando le arrojó una papa que contenía un mensaje: “Lo mandó matar el servicio”. El Servicio lo niega. Schiaritti recién supo sobre las causas de muerte al día siguiente, en la Morgue Judicial. Le habían cortado el cuello y clavado un puntazo en el corazón. De la pelea, nada. Fernando no tenía marcas de haberse defendido.
Fernando Ezequiel Schiaritti había ingresado a Devoto el 18 de marzo de 2005. Procesado por robo con armas y con una condena previa apelada, que no lo transformaba en reincidente pero tampoco en preso “primario”. Fernando debía ser sometido a juicio ante el Tribunal 8 porteño. Estaba alojado en el celular 4, planta 5. Según los datos aportados por el SPF, Schiaritti tenía muy buena conducta y no había recibido ninguna sanción.
“Mi hijo me llamó a las tres de la tarde –explicó Schiaritti a Página/12–. A las tres y media le habló a la novia. A las cuatro volvió a llamar pidiendo tarjeta telefónica y dijo que tenía problemas graves en el penal. Después, no dijo nada más.” Diez minutos después, según el SPF, se desató una pelea entre presos de la planta 5. A las 17.30 los penitenciarios llamaron a Schiaritti para informarle que su hijo estaba muy grave. Cinco minutos después, lo llamaron para decirle que había muerto.
Schiaritti corrió a Devoto, pero en el penal sólo le dieron documentación. No lo dejaron ver el cuerpo de su hijo ni le describieron las causas de muerte. Recién ayer, en la Morgue Judicial, comprobó que lo habían matado a puntazos. Según la autopsia, con una faca le cortaron el cuello y le clavaron un puntazo en el corazón.
Pero el día anterior, cuando Schiaritti abandonaba el penal, un compañero de su hijo le arrojó una papa con un mensaje dentro: “Decía que lo habían hecho matar los del servicio”, dijo Schiaritti padre. “Hoy (por ayer) este chico volvió a llamar siete veces, aterrado, diciendo que lo iban a matar. Ya a la mañana se comieron una requisa a los golpes”.
Fuentes del Ministerio de Justicia aseguraron a este diario que “no existe posibilidad de que los guardias hayan participado en forma directa y no hay nada que haga pensar que hayan encargado el asesinato. Todo parece indicar que fue una reyerta entre presos”. Desde la Procuración Penitenciaria, su titular, Francisco Mugnolo, instaló la duda sobre la versión oficial. Hoy, funcionarios de la Procuración visitarán a los internos. El caso es investigado por la jueza Wilma López y la fiscal Alicia Martin.
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