Martes, 25 de julio de 2006 | Hoy
SOCIEDAD › LAS PROXIMAS PERICIAS EN EL CASO DE MARTIN RIOS
Por Raúl Kollmann
La familia de Martín Ríos, el tirador de Belgrano, designó al conocido psiquiatra forense Mariano Castex como perito de parte en lo que será la batalla de fondo del caso: si Ríos es imputable o inimputable. Hasta el momento, en la propia causa judicial, no existe siquiera un escrito de la defensa sosteniendo que el joven no fue quien disparó. Ríos bien podría haber respondido así a la indagatoria: “No voy a declarar, pero quiero dejar en claro que yo no disparé”. Sin embargo, no lo hizo. Más allá de ello, el fiscal Mariano Solessio y la jueza María Dolores Fontbona de Pombo siguen adelante en esta semana con quince testigos más y una serie de pericias adicionales. De esa manera esperan completar toda la prueba incriminatoria, tras lo cual es un hecho que Ríos será procesado por homicidio en un caso, el de Alfredo Marcenac, y tentativa de homicidio respecto de todos los que fueron heridos y tiroteados.
Habitualmente, en los casos criminales la primera defensa de los imputados consiste en desvincularse de los hechos. Esa estrategia no ha sido planteada hasta ahora por los doctores Coronel y Ramallo, abogados de Ríos. Tienen en contra una prueba muy contundente, el peritaje de la pistola Bersa 380 que se le secuestró a Ríos en Munro. Esa pistola estaba a su nombre y fue estudiada al mismo tiempo con microscopios de la Policía Federal y la Bonaerense, que determinaron que es el arma de la que salieron los disparos de la avenida Cabildo. Además, la pistola está a nombre del propio Ríos.
Uno de los enigmas del caso es dónde fue a parar la campera negra, con la bandera argentina, y una gorra Adidas que Ríos usó durante el ataque. Lo curioso es que en un tardío allanamiento del departamento de la calle Cramer no se encontraron esos elementos pero, además, alguien sacó de allí casi toda la ropa de Ríos. Como adelantó Página/12, la bicicleta amarilla que estaba en la baulera no se pudo secuestrar en el primer allanamiento, porque la orden abarcaba sólo el departamento, pero luego hubo un segundo allanamiento en que se la llevaron. Un portero vecino a la confitería de Cramer y Juramento había declarado en su momento que quien disparó contra una pareja el 2 de marzo de este año huyó en una bicicleta amarilla.
El fiscal y la jueza tienen la obligación de reunir todas las pruebas posibles y ordenaron más pericias balísticas, destinadas a comparar los proyectiles encontrados en el allanamiento y los que se utilizaron en la avenida Cabildo. El peritaje debería demostrar que son parte de la misma partida. Para ese estudio, la familia de Ríos también presentó a un conocido perito, el ex comandante de Gendarmería Eduardo Frigerio.
Desde el punto de vista conceptual, la mayor certeza de que Ríos fue el que disparó surge del hecho de que ni sus defensores han sostenido en la causa que el joven no fue. La impresión es que hasta la propia familia está convencida de que el muchacho de 27 años fue el que disparó e incluso tenían cierta percepción del peligro: le habían quitado la pistola, la escondieron en un lugar de la habitación de la hermana, pero Martín la descubrió hace meses y la llevaba siempre escondida en los calzoncillos.
Seguramente el psiquiatra forense Mariano Castex intentará probar que Ríos es inimputable. Pese a que planificó sus huidas y se movió en forma astuta, es probable que Castex argumente que tenía brotes psicóticos o un estado de paranoia que, en determinado momento, lo llevaban a creer que lo estaban atacando y que entonces sacaba el arma y disparaba.
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