Martes, 21 de noviembre de 2006 | Hoy
SOCIEDAD › UN JOVEN HIRIO A 37 PERSONAS EN UN COLEGIO ALEMAN
El muchacho, de 18 años, era ex alumno de la escuela. Irrumpió a los tiros, con un cinto lleno de explosivos. Finalmente, se suicidó. En su página web había explicado que quería vengarse.
Los pobladores de la ciudad alemana de Emsdettem, en Westfalia, todavía no encuentran las palabras para entender el día de violencia protagonizado por un joven de 18 años que ingresó a su ex colegio disparando a su alrededor para luego suicidarse. La lluvia de disparos provocó heridas graves a cuatro alumnos y al conserje del edificio, aunque ninguno corría peligro de vida. En tanto, unas 37 personas –entre chicos y policías– debieron ser hospitalizadas por los efectos de las bombas de gas lanzadas por el adolescente.
Vestido de negro y con una máscara de gas, con dos armas en las manos y un cinturón lleno de explosivos, Sebastian Bosse entró cerca de las 9.30 al patio de la escuela Hermanos Scholl y comenzó a disparar contra alumnos y docentes. Luego pasó al edificio, depositó bombas a su alrededor y se mató. La existencia de explosivos a su alrededor dificultó el rescate del cadáver, ya que primero hubo que desactivarlos.
El agresor había anunciado en su página de Internet su intención de acudir armado al colegio y vengarse. “Antes de irme les voy a dar una lección para que nadie me olvide. ¡Quiero que mi cara quede grabada en sus cabezas!”, dice el joven en una carta de despedida ilustrada con fotos en las que aparece armado y vestido de camuflaje.
“La mayor parte de mi venganza estará dirigida contra el personal docente, porque fueron ellos los que intervinieron en mi vida y ayudaron a ponerme donde estoy ahora”, explica en la carta. Al llegar al colegio quiso hacer amigos, añade, pero pronto se dio cuenta de que se lo juzgaba por la ropa que llevaba o el auto que usaba. “Entonces desperté. Me di cuenta de que toda mi vida yo era para los demás el tonto y se reían de mí. Y me juré venganza. Todos tienen que morir.”
En la web también había hecho saber que iba a poner fin a su vida, “desprovista de sentido”, de forma espectacular, según declaró el fiscal general Wolfgang Schweer. Allí, antes de que las autoridades judiciales decidieran clausurar la página, se podía ver fotos del rostro del joven. Se trataba de un chico de tez pálida y delgado del que sobresalía un delgado bigote.
También trascendió que el joven sentía una fascinación por las armas de fuego, lo que incluso lo había llevado a recibir una citación. Hoy debía comparecer ante el juez por ir armado a la escuela que había abandonado luego de repetir el año tres veces.
Los seiscientos alumnos que fueron desalojados de la escuela están recibiendo asistencia psicológica. Muchos de ellos, al igual que profesores y autoridades, se encuentran en estado de shock por el hecho ocurrido. “Disparó hacia donde yo estaba e hizo un agujero en la pared”, explicó un alumno. El mismo estado de conmoción viven los padres del suicida, que tuvieron que ser hospitalizados.
El ministro del Interior del estado de Westfalia, Federación de Renania del Norte, Ingo Wolf, afirmó que funcionó sin complicaciones el plan de crisis y evacuación que fue elaborado después de la masacre de 2002, en una escuela de Esfurt, en el este del país.
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