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El sueño de controlar la diabetes durmiendo mejor

Un estudio revela que la falta o la mala calidad del sueño disminuye el control del azúcar en la sangre. Una forma de mejorar la salud de los pacientes con diabetes sería optimizar su descanso.

Un sueño de corta duración o de mala calidad está asociado con un menor control de los niveles de azúcar en sangre en las personas que tienen diabetes. Esta novedosa asociación, avalada por los resultados de un estudio publicado en la revista Archives of Internal Medicine, permite concluir que una forma barata de mejorar la salud de los pacientes con diabetes de tipo 2 podría ser potenciar la duración y la calidad del sueño.

“El sueño es modificable”, señala Kristen Knutson, directora adjunta del departamento de estudios de la salud de la Universidad de Chicago y autora del artículo. “Hace tiempo que sabemos que escatimar sueño puede afectar la tolerancia a la glucosa incluso en personas sanas. Ahora tenemos pruebas que relacionan la privación crónica del sueño con un menor control del azúcar en sangre en pacientes diabéticos.”

“Aunque no podemos decir con certeza que la pérdida de sueño empeore la diabetes o que la diabetes interfiera en el sueño, tiene sentido que todo el mundo, y sobre todo los diabéticos, duerman lo suficiente”, añade.

El estudio se ha realizado con 161 pacientes afroamericanos que estaban recibiendo tratamiento para la diabetes de tipo 2 en la Universidad de Chicago. Los investigadores preguntaron a los participantes cuántas horas de sueño creían necesitar por la noche y cuántas lograban dormir durante la semana y el fin de semana. También evaluaron la calidad del sueño utilizando un cuestionario estándar de 19 preguntas, denominado Pittsburgh Sleep Quality Index (PSQI).

Para examinar el control del azúcar en sangre calcularon la hemoglobina glicosilada, una herramienta habitual en el tratamiento de pacientes con diabetes. La hemoglobina glicosilada, o HbA1c, refleja los niveles medios de glucosa en sangre durante los tres meses anteriores. Un resultado normal de HbA1c está entre un 4 y un 6 por ciento. Unos niveles más elevados reflejan un control deficiente de la glucosa. Se considera que los pacientes con diabetes están bien controlados si pueden mantener los niveles por debajo del 7 por ciento.

Los investigadores descubrieron que la media de horas de sueño de los 161 pacientes diabéticos era muy baja y que tenían un control de la glucosa insuficiente. El sueño duraba un promedio de seis horas por noche. Sólo un 6 por ciento solía dormir ocho horas diarias durante la semana y un 22 por ciento reconoció dormir como mínimo siete horas. Un 71 por ciento tenía una mala calidad de sueño. La puntuación media de hemoglobina glicosilada fue del 8,3 por ciento.

Muchos pacientes diabéticos presentan complicaciones de la enfermedad que pueden resultar dolorosas y pueden interferir con el sueño. Sin embargo, incluso después de excluir a 39 enfermos que padecían dolores por las complicaciones de la enfermedad, dos de cada tres de los 122 pacientes restantes manifestaron una mala calidad del sueño. El promedio de hemoglobina glicosilada entre esos pacientes era igual de alta: un 8,2 por ciento.

El estudio muestra que un sueño insuficiente o de mala calidad está estrechamente relacionado con unos resultados de HbA1c más elevados. En el caso de los pacientes sin complicaciones derivadas de la diabetes, una “deuda de sueño percibida” de tres horas (la diferencia entre el sueño que creían necesitar y lo que creían que dormían) se asociaba con un aumento del 1,1 por ciento en los niveles de hemoglobina glicosilada (por ejemplo, de un 7,5 a un 8,6 por ciento).

En el caso de los pacientes con al menos una complicación debida a la diabetes –como dolor neurológico, lesiones renales o enfermedad de las arterias coronarias– una menor calidad del sueño parecía cobrar más importancia. Un aumento de cinco puntos (de un total de 21) en el cuestionario de calidad del sueño PSQI se asoció con un incremento de un 1,9 por ciento en el HbA1c.

Una larga serie de estudios de laboratorio y epidemiológicos indica que la falta de sueño tiene un efecto perjudicial en el control de la glucosa, la secreción de insulina y el metabolismo, y todo ello puede aumentar el riesgo de diabetes, afirma Eve van Cauter, catedrática de Medicina de la Universidad de Chicago y autora del estudio. El ensayo actual plantea la pregunta de si el control de la glucosa en personas que ya padecen diabetes se ve afectado negativamente por el hecho de dormir poco o mal.

“Nuestros resultados indican que una falta de sueño o un sueño de mala calidad está relacionado con un menor control del azúcar en sangre”, insiste Van Cauter. “La tendencia cada vez mayor a hacer de la noche día puede contribuir significativamente a la epidemia actual de diabetes. Una manera de ralentizar esta epidemia puede ser evitar la acumulación de deuda crónica de sueño.”

De El País, de Madrid. Especial para Página/12

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Los pacientes que menos dormían tenían nivel de glucemia más alto.
Imagen: Pablo Piovano
 
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