Desde Mar del Plata

“Primero te huelen los sabuesos de la policía. Después vienen de Rentas y de la AFIP, te agarran de los tobillos, como a un bebé atorado, y te sacuden para ver qué cae. Suerte que me salvé del control de alcoholemia. A ése no lo pasaba”. Mario Novoa tiene un maxikiosco sobre la avenida Colón y con un toque de ironía describe los operativos en materia de seguridad, salud, rentas e ingresos públicos, tanto de parte del gobierno de la provincia de Buenos Aires como de la Municipalidad de General Pueyrredón, que mantienen en jaque a locales y visitantes. Unos 700 efectivos de la Distrital Mar del Plata, más 179 egresados de la Escuela de Policía de Chapadmalal y unos 300 efectivos de Seguridad e Infantería llegados de otros lugares realizan recorridas –en parejas– por la playa, la rambla, las peatonales y todas las áreas céntricas. El refuerzo se sumó a una partida de 35 móviles que llegaron antes de fin de año.

El jefe de la Policía Distrital, Guillermo Britos, dijo hace unos días que la situación “está tranquila” en materia de seguridad, pero igual se tomaron previsiones “porque al haber tanta gente, los delitos menores suelen crecer”.

En la apertura del año, el 2 de enero, fue asesinado en un supuesto robo el empresario Marcelo Mendoza, distribuidor de artículos de limpieza. Una semana antes, en otro asalto, fue asesinada de un balazo la propietaria de un supermercado chino. “Fueron dos hechos graves, pero no hay un incremento del delito en la ciudad”, insistió ayer una fuente policial, consultada por Página/12. Lo mismo dicen los policías que realizan los rondines preventivos, pero la presencia de uniformados se hace sentir en todos lados. Desde algunos sectores locales se impulsan medidas similares a las adoptadas, por ejemplo, en San Bernardo, donde se instaló un sistema de cámaras de video en las calles, con la excusa de “prevenir el delito”.

Se trata de cinco cámaras a las que, con el tiempo, se irán sumando otras. El intendente del Partido de la Costa, Juan de Jesús, apoyó la medida y anticipó que el proyecto contempla la instalación de 48 cámaras en determinadas zonas consideradas “claves” en materia de actividad delictiva. Las imágenes que se registren serán monitoreadas desde la Policía Distrital de la Costa. El jefe de la Departamental de Pinamar, Aldo Valente, anticipó su apoyo a una iniciativa de ese tipo en su jurisdicción.

Y ni hablar de los controles de alcoholemia, organizados sobre todo en los alrededores de las zonas de restaurantes o boliches nocturnos, para prevenir uno de los factores que inciden en el número creciente de accidentes de tránsito en lugares de veraneo. “El martes, por ejemplo, se hicieron cien controles y más de un diez por ciento de los automovilistas fueron sancionados”, informó el director de Transporte y Tránsito del municipio local, Angel Fernández.

La sanción consiste en el secuestro del vehículo y de la licencia de conducir. El sancionado tendrá que pagar la multa que fije un juez de faltas. El límite por ley es de 0,5 miligramos de alcohol en sangre, pero en algunos casos se han verificado porcentajes altísimos, por encima de 1,60. Las tareas están siendo realizadas con intervención de agentes del Ministerio de Salud de la provincia y con apoyo policial, porque en muchos casos “los infractores se niegan a entregar el vehículo”, comentó uno de los inspectores.

Otra presencia que abruma es la de los agentes de la Dirección Provincial de Rentas, de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y del Ministerio de Trabajo de la Nación. Un ejército de dos mil hombres recorre comercios e industrias para detectar evasiones impositivas y trabajo en negro, sobre todo en el área gastronómica y la hotelería. Las inspecciones se realizan en toda la costa atlántica, pero la cabeza del operativo es Mar del Plata.