SOCIEDAD › TARIFAS DIFERENCIADAS PARA TURISTAS EXTRANJEROS
La ventaja de ser argentino
Con el fin del uno a uno y la profundización de la crisis, cada vez más hoteles y paquetes turísticos cuestan un precio en dólares para los extranjeros y otro en pesos (y mucho más accesible) para los residentes. Hay diferencias de hasta 3600 pesos en una semana. La polémica entre los operadores.
Sucede pocas veces, pero ahora ser argentino tiene alguna ventaja. Al menos, a la hora de hacer turismo. Desde que la devaluación cambió todas las reglas de juego, cada vez más hoteles y paquetes turísticos se venden con tarifa diferenciada. Esto significa que hay un precio en dólares para los turistas extranjeros y uno en pesos –mucho más barato al cambio– para los argentinos. El cobro diferencial ya genera una polémica que atraviesa las fronteras. Mientras propietarios de establecimientos turísticos y los dueños de agencias discuten los pro y los contras de esta tendencia, la inexistencia de regulaciones genera brechas que pueden ser abismales: un paquete de cuatro noches en un hotel de categoría en Iguazú cuesta 892 pesos o 620 dólares. Es decir, unos 1300 pesos de diferencia, según el documento con que se cuente.
El turismo receptivo continúa manejándose en tarifa dólar, como siempre, ya que los paquetes se adquieren en el extranjero. Lo que está en el tapete es la diferencia planteada entre los precios de los servicios turísticos para los residentes en Argentina y los visitantes de otros países. “Lo que se malentiende acá es que el extranjero que está en el país visitando parientes, por negocios o simplemente de vacaciones y quiere contratar un paquete durante su estadía, es un individuo como cualquier otro y no se le puede cobrar un plus a la tarifa común”, sostiene Rodolfo Améndola, director de la agencia de viajes Amichi.
Desde el punto de vista de los hoteleros, la cuestión es exactamente al revés. “Las tarifas en dólares para pasajeros del exterior que se pagan aquí son las más bajas del mundo, pero aun así el argentino no puede pagar eso, ni siquiera con tarjeta de crédito”, justifica José María Ferrucci, presidente del Regente Palace Hotel de Buenos Aires. De esta manera, la brecha en los precios se entendería como una adaptación de los originales en dólares para hacerlos más accesibles a los flacos bolsillos locales.
Uno de los destinos que se está promocionando explícitamente con distintas tarifas es el Tren a las Nubes en Salta. El ferrocarril que sale de la estación de Güemes y llega hasta San Antonio de los Cobres tenía un costo de 105 pesos o dólares, con IVA incluido, en la era convertible. “Esa tarifa no pudimos actualizarla para los argentinos, entonces encontramos un intermedio de 149 pesos para los residentes y de 70 dólares para los extranjeros”, cuenta a este diario Corina Levin, presidenta de la empresa concesionaria del tren. “Si el extranjero comprende que la tarifa original la redujimos para él y que el argentino no puede acceder de otra manera si no es al precio actual, entonces no hay problemas”, asegura.
Controversias al margen, dos de los lugares preferidos buscados desde el exterior son perfectos ejemplos de lo que sucede. En el famoso hotel LlaoLlao de Bariloche, una habitación con vista a la montaña durante siete noches sale 1558 dólares. O 2104 pesos. Al cambio de ayer, casi 3600 pesos de diferencia. Y en el Sheraton Iguazú, un paquete de cuatro noches todo incluido cuesta 700 dólares o 1100 pesos: una variación de 1455 pesos.
Algunos dueños de agencias minoristas se quejan de que los hoteles prefieren hacer reservas a los extranjeros que pagarán en el apetecible billete verde y las retacean para los locales. “En general no te mandan los tarifarios sino que tenés que consultar en el momento de hacer la venta cuánto sale para un turista extranjero”, cuentan.
Si bien algunos optan por publicitar directamente ambas opciones y otros por incluir advertencias en las propagandas (“Extranjeros consultar”), la mayoría de los clientes se entera al llegar al local. “Un extranjero ve en el diario un aviso de un paquete de 300 pesos, va a una agencia minorista y le dicen que le cuesta 500 dólares –ejemplifica Tomás Ryan, presidente de la operadora Ryan’s Travel–. Entonces, huye despavorido y acusándonos de ladrones.” Y agrega que “es entendible que no se den tarifas para enero en pesos, pero no que se le cobre en dólares a cualquiera que haya solicitado el servicio turístico en el país, sea extranjero o no”. Sin embargo, Diego González Bonorino, presidente de la Asociación de Hoteles de Turismo –que nuclea a los establecimientos de mayor categoría- hace hincapié en que las tarifas fueron reduciéndose “para adaptarse al nuevo mercado” y admite que “con la devaluación, algunas tarifas dolarizadas quedaron en un valor muy alto, por lo que se le hizo una quita para el público nacional”. Bonorino, que es director ejecutivo del hotel Sheraton Iguazú, se esmera en aclarar que en todo el mundo los precios del turismo son en dólares y no en las monedas nacionales.
“Implementar esta política es muy complicado y además muchos extranjeros se sienten estafados”, cuestiona, por su parte, Norberto Pezzati, dueño de la agencia que lleva su apellido. Y añade que “los hoteles que se manejan con mercado interno aplican tarifas en pesos y los que trabajan con mercado internacional lo hacen en dólares”. En el porteño Regente Palace Hotel, la noche, con impuestos incluidos, se cobra entre 100 y 120 pesos, o entre 45 y 55 dólares. “Ningún hotel pretende espantar pasajeros -indica su presidente, José María Ferrucci–. Por el contrario, las tarifas en dólares no son las que debieran, pero se bajaron para mantener un nivel razonable de ocupación.”
Pero la polémica promete no tener fin. “Esto es una vergüenza, una cosa es el extranjero que viene con paquete de afuera y otra es que se le cobre distinto sólo por el hecho de ser de otro país”, opina Mario Toledo, dueño de la mayorista ITC. Y comparte la preocupación de Ryan, que recomienda manejarse con cuidado porque “si no entran turistas, no hay divisas”. De todos modos, hay hoteles como el Kosten Hike, de El Calafate, en Santa Cruz, que mantienen sus precios en pesos para todo aquel que reserve desde la Argentina. Y también hay operadores que no trabajan con prestadores que propongan tarifas diferenciadas, porque “esa actitud no permite comercializar seriamente”.
Informe: Romina Ruffato.