Benedicto XVI transitaba como lo hace siempre por la plaza de San Pedro, en su papamóvil, cuando un hombre que estaba entre el público intentó subir al vehículo. El Papa ni se dio cuenta de lo que ocurría a sus espaldas: la imagen que pudo verse por TV lo muestra saludando a la multitud mientras detrás de él una decena de custodios intentaba reducir al joven alemán que había saltado a su paso.

Fue un incidente menor e intrascendente, pero recordó al atentado que sufrió Juan Pablo II en 1981.

En este caso, el “atacante no fue un ciudadano turco sino un alemán”, como el Papa, de 27 años, aparentemente con problemas mentales. Tras pasar por un interrogatorio y un control médico, fue ingresado de oficio en un hospital psiquiátrico. El asaltante “no quería atentar contra la vida” del Papa sino “llamar la atención”, dijo un vocero del Vaticano.