“El fin de semana fue mi regalo de reyes.” Con los ojos denotando falta de sueño, Emanuel Salcedo y su novia, Matilda Vázquez, forman la larga cola de los que esperan el colectivo 221, sobre la ruta 11, en la zona de los acantilados, uno de los escasos lugares de playa que todavía conservan el encanto de la paz, lejos del ruido de una ciudad que estuvo colmada el sábado y el domingo. Emanuel y Matilda se refieren al buen tiempo de este primer fin de semana de enero, que fue “muy fuerte a nivel turístico porque no hizo más que confirmar las perspectivas que se habían abierto durante las últimas dos semanas de diciembre”, le asegura a Página/12 el nuevo titular del Ente Municipal de Turismo (Emtur), Pablo Fernández, que anticipa que la capacidad hotelera ya está cubierta en más del 70 por ciento. “La tendencia de los últimos años nos dice que el verano empieza el 20 de diciembre, pero nuestra meta es que la ciudad sea centro de atracción turística durante todo el año”, sostiene Fernández.

En la noche del sábado, una multitud llenó la peatonal San Martín y su paralela, Rivadavia, mientras sobre el lomo del edificio del Casino Central, una media luna impresionante encandilaba a los que levantaban la vista. Una noche hermosa, que para cerca de diez mil jóvenes había comenzado en la playa, en Arenabeach, con un impresionante show gratuito y a cielo abierto de Catupecu Machu. Ayer domingo, a pesar de un sol por momentos desaparejo, oculto tras las nubes bajas, la temperatura no bajó de los 25 grados y las playas desbordaron.

La ciudad se prepara para vivir, desde el viernes próximo, el fin de semana más fuerte del año. En la segunda semana de enero se bate siempre el record de turistas. El objetivo del Emtur es superar el pico de 364 mil personas alcanzado en 2007. “Estamos en un buen momento, con la capacidad hotelera casi al límite y con reservas de casas en alquiler. Estos días son los que definen la suerte de la temporada y estamos convencidos de que toda va a funcionar sobre ruedas –asegura el titular del Emtur–. Tenemos las reservas de alojamiento que nos indican que la temporada va a ser fuerte en enero y que en febrero las perspectivas son buenas.”

De todos modos, la nueva conducción del Emtur tiene como meta “instalar a Mar del Plata como destino turístico también en los meses de invierno, porque tenemos una ciudad llena de atractivos para que esté llena todo el año”. Los dueños de las inmobiliarias confirman que el negocio funciona bien, aunque transmiten un mensaje para los que todavía dudan entre la sierra o el mar: “Estamos bien, pero todavía tenemos más de diez mil alquileres disponibles para la segunda quincena de enero”. El que lo dice es Miguel Donsini, presidente del Colegio de Martilleros de Mar del Plata. El panorama parece ser bueno para los propietarios, a pesar del alza que sufrieron los alquileres.

El costo, por quincena, es de 800 a 1500 pesos para los departamentos de un ambiente; de 900 a 2000 para los de dos ambientes, y de 1100 a 2500 para los de tres. Los que quieran gastar más, por supuesto, tienen dónde hacerlo. Un chalet con dos dormitorios, living comedor y parque, en la zona del Bosque Peralta Ramos, cuesta seis mil pesos el mes entero. Hay quienes pueden pagarlo, mientras que otros, mucho más modestos, como Emanuel y su novia Matilda, se conformaron con subirse al “super colectivo” que habilitó ayer la línea 221. Una máquina impresionante de 19 metros de largo, con capacidad para un centenar de pasajeros. En el medio tiene un fuelle, igual a los que separan los vagones de los trenes. Ayer, los turistas gasoleros hacían cola para viajar en el monstruo metálico. Son muchos los que, con poco, se llenan igual la panza.