Estaba escrito en su propio nombre. En Cockeysvill, al norte de Baltimore (Maryland, este). Un adolescente de 16 años recién cumplidos mató a sus padres de 45 y 44 años, y a sus dos hermanos, de 12 y 14, con la pistola que su padre guardaba en su casa, tal vez por las dudas si pasara algo. Y pasó. Nicholas, ése es su nombre de pila, escondió el arma en los arbustos que bordean la ruta. El joven pasó la noche y el día siguiente con amigos. Cuando éstos lo acompañaron a su casa el sábado por la tarde, Nicholas entró a la casa y salió inmediatamente, anunciando que había hallado a su padre muerto en la sala. La policía halló los cuatro cuerpos y la investigación se dirigió al único sobreviviente de la familia, que reconoció los hechos tras una noche de interrogatorio. Inculpado de cuádruple asesinato, Nicholas será encarcelado y juzgado como un adulto. “Esto viene de la nada, él nunca fue tan violento, esto no se le parece”, declaró Brook Kelbaugh, una amiga de la familia. “Tenía un problema con su padre y lo solucionó con eso”, dijo un poco más sarcástico el policeman Bill Toonhey, sin precisar en qué consistía el desacuerdo. El padre se apellidaba Browning.