Fueron detenidos once policías en La Rioja por el crimen de un joven de 18 años, durante una fiesta familiar: uno de los agentes es “el principal sospechoso”, según reconoció el jefe de la policía. El gobierno riojano prometió “garantías para que el caso no quede impune”; entre 1998 y 2002, la policía provincial fue acusada de varios homicidios, pero no hubo condenas.

En la madrugada del domingo, en una casa del barrio Joaquín V. González –zona humilde al este de la capital– se celebraba un cumpleaños; un grupo de jóvenes llegó y, según testigos, inició una pelea con los asistentes. Un vecino llamó a la policía y llegó un grupo de agentes que empezó a disparar balas de goma. El suboficial Dante Agüero –no formaba parte del grupo sino que asistía a la reunión– empezó a su vez a disparar con su arma reglamentaria y así mató, de un tiro en el corazón, a Edgar Daniel Sánchez, de 18 años. Luis Angulo, jefe de la policía riojana, admitió que “el principal sospechoso es un hombre de la fuerza”. Carlos Luna, ministro de Gobierno, aseguró que la provincia “brindará todas las garantías para que el caso no quede impune”. Quedaron detenidos los once agentes que participaron.

Entre 1998 y 2002, la policía riojana fue involucrada en la muerte de varios jóvenes. En algunos casos se trataba de detenidos en comisarías y las muertes fueron presentadas como suicidios, pero los peritajes mostraron que habían sido homicidios. Ningún policía fue condenado ni detenido.