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No bien apoyaron los pies sintieron que esa parte del suelo no estaba firme. Y no se trataba de que un temblor estuviera sacudiendo la farmacia de Recoleta que estaban controlando. Los inspectores del Ministerio de Salud de la Nación se llevaron una gran sorpresa al descubrir debajo de la alfombra que adornaba aquel gabinete una puerta de madera que conducía a un sótano no habilitado. Más aún cuando allí encontraron miles de comprimidos de medicamentos sin rotular. La farmacia, ubicada en Peña y Pueyrredón, fue clausurada ayer por la tarde, luego de que en un operativo de rutina del ministerio se descubrieran más de 60 mil pastillas y maquinaria de fraccionamiento irregulares, lo que motivó la apertura de un sumario. En la última semana, cinco farmacias fueron sumariadas por diversas irregularidades sacadas a la luz por los supervisores de Salud.
Los inspectores ingresaron a la farmacia Nueva Peña como a cualquiera de las 35 que revisan por día. Y, al levantar la alfombra mágica, se encontraron con más de 60 mil comprimidos que no estaban rotulados sino numerados, lo que dificulta conocer a qué tipo correspondían. “La farmacia fue clausurada y se comenzó un sumario en el ministerio, del que surgirán las sanciones que correspondan”, explicó a Página/12 Florencio Casavilla, director nacional de Regulación y Fiscalización. Además de los frascos -grandes con miles de pastillas y más pequeños para la venta al público– se halló una máquina comprimidora y se intenta establecer si estaba o no habilitada para funcionar en el comercio que debió cerrar sus puertas.
“El director técnico de la farmacia no supo aclarar qué eran los comprimidos, así que fueron enviados al ANMAT para su verificación”, contó Gabriela Mantecón, directora de Fiscalización que participó de la supervisión. Y añadió que sólo con la máquina existente “no se puede hacer la medicación a granel que había, por esto también queremos saber dónde se estaba fabricando”. Los inspectores tampoco tuvieron acceso a los papeles de la habilitación del local y hallaron libros que no estaban rubricados. “La única manera de que una farmacia elabore medicamentos es a través de preparados oficiales o recetas magistrales y bajo ningún punto de vista puede tener medicación producida a granel”, aclaró Daniel Alvarado, titular de la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA). Y agregó que por lo general en casos como el de ayer “la comercialización es ilegal y cuando se realizan los análisis se comprueba que los medicamentos tampoco tenían la calidad correspondiente”.
El Ministerio de Salud puede presentar ahora una denuncia contra el director técnico de la farmacia clausurada ante el Colegio de Farmacéuticos de Capital. “Habrá que ver el descargo de los responsables del lugar, que deberán presentar las facturas adecuadas para explicar cómo se comercializaban los remedios”, señaló Mantecón. Recordó además que cinco operativos llevados a cabo en los últimos días terminaron con farmacias sumariadas, por las más variadas infracciones.
“Estas farmacias son las menos, la mayoría cumple con la ley –recalcó Alvarado–. Lo nuevo y positivo es que el ministerio controle y esperamos que siga haciéndolo.” El presidente de COFA alertó sobre los riesgos para la salud que encarnan estos remedios: “No son inocuos, porque con que el principio activo sea menor a la dosis ya es peligroso”. También advirtió sobre su posible venta a través de clínicas.
“Se está reforzando la fiscalización a diversos lugares relacionados con la salud, entre ellos las farmacias, y esperamos crear una conciencia colectiva sobre este tema”, concluyó Gabriela Mantecón.
Producción: Romina Ruffato.