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A las 22.50, el recuerdo cubrirá la Plaza Miserere y sus inmediaciones hasta dejar el lugar en silencio. A esa hora, cuatro años atrás, el boliche República Cromañón comenzaba a derretirse en su interior, condenando a un verdadero infierno a las cinco mil personas que escuchaban a Callejeros. Tras la recreación silenciada de ese momento, llegará la marcha desde Plaza de Mayo y con ella las voces que mencionarán los 194 nombres de la tragedia. Será el punto culminante de una jornada de actividades para homenajear a las víctimas del peor desastre no natural de la historia argentina.

A partir de las 12, la Plaza de Mayo quedará cubierta por la muestra fotográfica Vidas robadas, sueños en marcha. Habrá imágenes, dibujos y cartas con las que los familiares de las víctimas cuentan sus historias. También habrá un lugar para el flamante libro Pensar Cromañón, una recopilación de reflexiones sobre lo ocurrido aquella noche.

Ambas actividades darán luz verde a la concentración previa al acto y movilización que vendrán unas horas más tarde, luego de la misa por los fallecidos en la Catedral Metropolitana, que tendrá lugar a las 18.

Mientras tanto, en plaza Once, al lado del santuario que recuerda a las víctimas en la puerta del boliche, funcionará una radio abierta a cargo de un grupo de sobrevivientes.

A pocos metros de la Casa de Gobierno, las primeras adhesiones se escucharán pasadas las 19. Sobrevivientes y familiares y amigos de las víctimas leerán los nombres de los que ya no están y un documento a modo de balance de los años transcurridos desde entonces. “Hubo un aprendizaje enorme. Comprendimos que la unidad es mucho más importante que cualquier diferencia pequeña; que si no estábamos juntos aquello a lo que nos enfrentásemos iba a ser mucho más poderoso que nosotros por separado”, reflexionó Diego Rozengardt, cuyo hermano Julián falleció en el incendio.

Cerca de las 20, la gente comenzará a caminar rumbo a Once. Frente al santuario se llevará a cabo una oración interreligiosa. Luego, llegarán el silencio de las 22.50 y un mensaje: “Por los que no están, por los que sí están, por los que vendrán. Nunca más Cromañón”.