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Marca Cárcel es un proyecto que cruza variables tan complejas como interesantes: un par de entusiastas del diseño, un grupo de mujeres encerradas, una empresa de cosméticos. El resultado es una nueva línea de objetos realizados con descartes, por mujeres de la cárcel de Ezeiza.

El proyecto de Satorilab, un laboratorio de diseño experimental creado por el diseñador industrial Alejandro Sarmiento y la periodista especializada en diseño Luján Cambarière, consiguió el apoyo de la empresa Natura, que donó sus materiales de descartes. Así un grupo de mujeres encerradas en el Instituto Correccional de Mujeres Nº 3 de Ezeiza, dependiente del Servicio Penitenciario Federal, pudo crear una línea de productos.

El objetivo primordial de este proyecto es capacitar a las reclusas en un oficio y utilizar descartes como materia prima y baja tecnología. “Dos condiciones fundamentales y de gran potencial teniendo en cuenta que, una vez recuperada la libertad, estas mujeres pueden replicar estas técnicas para la producción de objetos de uso propio o para la venta, sin necesidad de realizar una inversión y logrando un ingreso genuino para ellas y sus familias”, señalan Luján Cambarière y Alejandro Sarmiento, coordinadores de Satorilab.

Este año comenzaron a fabricar algunos juguetes de la colección La Niñez en Juego como el robot “Naturito”, hecho íntegramente con descartes de Natura. “Creemos que cuidar el ambiente que nos rodea forma parte del cuidado de nosotros mismos y de los que vendrán. Los desechos generan una importante cantidad de emisiones de carbono, y nos comprometemos con estimular el reúso, la reutilización y el reciclaje. Una de las formas es contribuyendo a que las próximas generaciones de diseñadores entiendan a los descartes como materias primas para sus productos”, dice Karina Stocovaz, coordinadora de Asuntos Corporativos de la empresa.