El comisario Hugo Ledesma se animó a romper el silencio y en una entrevista publicada por este diario en su edición del 22 de marzo denunció que le pusieron numerosos obstáculos dentro de la misma policía de La Pampa cuando quiso investigar a redes de trata de mujeres, que las llevaban a prostíbulos de esa provincia. El uniformado contó que se desempeñó como jefe de Migraciones de la Policía de La Pampa entre 2003 y 2004. Y denunció que durante esos meses le quitaron el vehículo que disponía para efectuar las tareas de inteligencia, negándole tácitamente a proveerle otro similar; también dijo que le ordenaron que focalizara su labor en la vía pública, alejándolo de los locales en los que las mujeres “trabajaban”; y que habrían filtrado información sobre procedimientos que él realizaría en las whisquerías El Chipi, de la localidad de Toay, cercana a Santa Rosa y Jarana. Ledesma además aseguró que había detectado un fluido tráfico de jóvenes extranjeras, algunas menores de edad, que terminaban en prostíbulos. Finalmente contó que lo confinaron a una seccional situada a más de 300 kilómetros de la capital pampeana, donde no tenía ni teléfono. Apuntó sus dardos a las autoridades de la policía pampeana que en aquel entonces siguen siendo las mismas que en la actualidad.