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“Mis hijos nacieron ahí. Conocí a muchos vecinos que nacieron y murieron en el barrio, y el padre Mugica murió por nosotros –recordó la vecina Amalia Aima–. Queremos ser parte del proyecto: saber cómo se van a hacer las calles, las viviendas, cuál va a ser la calidad del material, de cuánto será el presupuesto y de dónde va a salir. Que se tenga en cuenta a todas las organizaciones, y que la última palabra la tenga el vecino en cada casa.” Además, “que todo trabajo que se haga en el barrio tenga que ver con esta ley; no más parches. Y no olvidar que la villa tiene mano de obra capacitada: es mejor recurrir a cooperativas y no a empresas”. El vecino Víctor Castillo afirmó que “hasta ahora las cooperativas nos hemos visto relegadas en la posibilidad de trabajar” en obras en la villa.

María Alejandra Martínez recordó que “desde chiquita” escuchó “hablar del sueño de la urbanización”, y pidió una participación “más masiva; que se haga en el barrio mismo, en la cancha de Güemes: que la gente sepa todo”.

El vecino Carlos Cuenca recordó “a los que padecieron crisis psicológicas ante los anuncios permanentes de desalojo del barrio”, y le recordó “al gobierno de la ciudad, que todas las acciones que haga en la villa no deben salirse del marco de la nueva ley. Hay sectores donde no hay agua, luz, gas, pero las instalaciones deben ser definitivas, las que correspondan para la urbanización”.

Otro vecino, Teófilo Tapia, celebró: “Ya dejaremos de ser villa: seremos barrio, y los vecinos no tendrán que esconder dónde viven para encontrar trabajo. Podremos tomar mate juntos en la plaza del barrio Carlos Mugica”.