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El acompañamiento del Parque Nacional Lanín a la iniciativa de la Escuela de Montaña tiene un fuerte componente político. En diálogo con este diario, el viceintendente del parque, Martín Rodríguez, dio sus argumentos para llevar adelante este tipo de acciones.

–¿Por qué la administración de este Parque Nacional cree necesarias estas actividades?

–Si el parque trabaja con la sociedad en la construcción de políticas logramos una carga de humanidad fenomenal, y eso es central. Y también es pararte como Estado y manifestar si trabajás sólo para el turismo o también para el vecino. El volcán Lanín es la montaña símbolo de la provincia de Neuquén y queremos que se la apropien los vecinos del lugar.

–Pero además, el parque deja de ser un sitio de sólo conservación y pasa a ser un lugar de recreación.

–Es que ante un fenómeno natural como la nieve, que es utilizado para un deporte de elite, decimos: “El derecho a recrearse en la nieve también lo tiene la niñez de los sectores más vulnerables”. Entonces generamos una bocanada de justicia ante una situación injusta.

–Muchos vecinos no conocían el parque y lo mismo sucede en otros parques del país. ¿Qué los llevó a cambiar esa lógica?

–Anteriormente el parque tenía una política de expulsión de estos sectores de la sociedad. Con esto se pone en tensión la idea de carácter público del área protegida y queremos que esa concepción no sea la letra muerta de una ley.