El socialista Hermes Binner fue el último candidato opositor en salir a hablar y el más entusiasmado con miras a las presidenciales de octubre: el Frente Amplio Progresista (FAP) alcanzó el objetivo de llegar a los dos dígitos en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) y se ubicó en un ajustado pelotón por el segundo lugar. “(Ricardo) Alfonsín y (Eduardo) Duhalde tienen un techo, nosotros no”, se envalentonaban los dirigentes más optimistas en el bunker del FAP mirando de reojo los números de sus rivales en el abanico opositor. El gobernador santafesino esperó hasta último momento para salir a hablarles a sus partidarios, esperando sumar datos de la elección en Santa Fe, donde Cristina Fernández le sacaba una leve ventaja, y en la provincia de Buenos Aires, donde la elección de Margarita Stolbizer no fue la esperada. Binner felicitó a los ganadores y “en especial a la Presidenta”, pero alienta una disputa para octubre donde reconocen que será difícil vencer al kirchnerismo, pero no descartan convertirse en “cabeza de la oposición”.

“Vamos a seguir trabajando por este pueblo argentino que en cinco semanas comprendió que algo nuevo estaba pasando en el país”, soltó el candidato presidencial desde un escenario al que se subieron una docena de dirigentes del novato FAP: la compañera de fórmula de Binner, Norma Morandini; el gobernador electo de Santa Fe, Antonio Bonfatti; la candidata a gobernadora bonaerense Stolbizer, el dirigente estatal Víctor De Gennaro, el diputado Claudio Lozano, los socialistas Roy Cortina y Ricardo Cuccovillo; Victoria Donda y Humberto Tumini de Libres del Sur.

Binner emprendió camino a Buenos Aires antes que cierren los comicios. En Rosario había tenido una buena jornada. Votó antes del mediodía, luego camino por el Bulevar Oroño hasta el Bar Nino donde comió con su mujer y algunos amigos. En el camino se entusiasmó con los saludos que llegaban desde colectivos y poderosos autos de alta gama. Los datos partidarios le auguraban una muy buena elección en Santa Fe. Luego de la tradicional siesta partió en automóvil por la ruta 9.

Una hora y media después de cerrada la elección, ya estaba instalado en una habitación del octavo piso del Apart Hotel Congreso, donde se instaló su bunker. En una sala de reuniones del noveno piso, Binner compartía información con Bonfatti y Stolbizer. Por allí también desfilaban otros dirigentes de primera línea que acercaban información. Los primeros datos que distribuyeron fueron las mesas testigos de Rosario, que esta vez no alcanzaban a toda la provincia. Allí Binner le sacaba seis puntos a CFK.

El primero en salir a dar números propios fue el primer candidato a diputado por el FAP porteño. Lozano anunció que –según sus mesas testigo– estaban terceros en la Capital Federal, detrás del Frente para la Victoria y el duhaldismo. Y aunque el macrista Federico Pinedo desplazaba del segundo lugar a la lista del Peronismo Federal, el FAP se mantenía tercero también en la lista de legisladores. “No compartimos la idea de todos contra el Gobierno. Estamos consolidando nuestra fuerza política”, dijo Lozano a Página/12 para responder a la estrategia que adoptará el FAP con miras a las elecciones generales de octubre.

Los datos fueron soltando la alegría contenida en los militantes del FAP. “Paso, paso se viene el binnerazo”, coreaban los más jóvenes. “Tomala vos, dámela a mí, es un velorio lo de Alfonsín”, sumaron otros en referencia a la pobre elección que el hasta hace poco aliado del socialismo. Algunos dirigentes bonaerenses buscaban datos de la elección provincial y pronosticaban una buena elección de Stolbizer con más entusiasmo que convencimiento. En esa tarea estaban De Gennaro, Jorge “El Huevo” Ceballos, de Libres del Sur, y Juan Carlos Alderete, de la CCC. “Es la primera fuerza contra el bipartidismo que nace fuera de la Capital”, remarcaba el dirigente de ATE como una señal.

Con el correr de los minutos, la militancia socialista ganaba en algarabía y las consignas ya apuntaban a octubre. “El que no salta es joven K”; “No es Cristina ni Alfonsín, es Hermes Binner conduciendo en el país”, se sucedían haciendo flamear banderas y con la música del himno de campaña: “Es hora de pasar al frente”.

“Y ya lo ve, y ya lo ve, ya le ganamos Santa Fe”, agitaban los jóvenes del FAP que se preparaban para recibir a Binner. El resultado de la elección santafesina era uno de los motivos que demoraban la aparición del candidato: Cristina se imponía en la provincia a pesar de que el FAP había ganado en las principales ciudades de Santa Fe. El otro motivo era la baja performance del FAP en el decisivo territorio bonaerense.

Pasadas las once de la noche, y ya sobre el escenario, Binner saludó a los ganadores y en especial a la Presidenta, pero luego le apunto al gobierno nacional pensando en octubre. “El FAP le puso nombre y apellido al progresismo. No queremos un gobierno que se maneje con dos o tres personas. Necesitamos que se federalice el país, que se escuche a la gente del campo y a la gente de la ciudad. Si la mitad de los niños vive en hogares pobres, el futuro de la Argentina está complicado”, señaló.

También dedicó un párrafo a las experiencias anteriores del socialismo y a sus aliados y próximos competidores en octubre, la UCR. “Tenemos que comprender que pasó el Pacto de Olivos y la Banelco. No tenemos que tropezar con la misma piedra. Hay que mirar el futuro”, señaló Binner y volvió sobre un viejo dicho radical –“que se quiebre pero que no se doble”–, para afirmar que en el FAP “tenemos que lograr que no se doble”. Binner ya está en carrera para las presidenciales de octubre, entusiasmado porque sus rivales opositores (Alfonsín y Duhalde) tienen un techo, que las encuestas no le adjudican a él. Aunque en el FAP se preguntaban si esto alcanzaba para ubicarlos en un posible ballottage presidencial o en la pelea por quién tendrá el liderazgo de la oposición.