Lunes, 15 de agosto de 2011 | Hoy
EL MUNDO › EL PARTIDO LA IZQUIERDA NO CONDENA EL LEVANTAMIENTO DEL MURO
Cuando se cumplen 50 años de la construcción del Muro de Berlín, se alzan voces de antiguos comunistas reivindicativas del pasado. Hubo actos de homenaje a las víctimas durante el fin de semana.
Por Cristián Elena
Desde Frankfurt
A la izquierda alemana, la candidez se le agotó después de darse a sí misma un nombre partidario redundante (La Izquierda). Sin embargo, a la hora de asumir un posicionamiento claro sobre la dictadura en la otrora República Democrática (RDA), en las filas de los marxistas reciclados el cinismo sigue asomando su horrible cabeza. Muestra clara de ello fue el escándalo que tuvo lugar este fin de semana durante una convención partidaria en la ciudad de Rostock, en el mismo momento en que en Berlín se llevaba a cabo el acto central en conmemoración del 50º aniversario del levantamiento del Muro. Felices los que creen en casualidades.
Durante la semana pasada, Gesine Lötzsch, presidenta adjunta del partido, había provocado un revuelo de proporciones al referirse al Muro de Berlín como una “necesidad obligada” y “consecuencia lógica de la Segunda Guerra Mundial”. Pero el sábado (aunque los hechos tomaron estado público recién durante la jornada de ayer), la espiral de actitudes provocativas pareció adquirir una nueva dimensión cuando la presidenta de la convención regional llamó a un minuto de silencio en homenaje a las víctimas del Muro, invitación que tres de los delegados rehusaron demostrativamente a través de una sentada. La actitud de los díscolos fue reprobada automáticamente por la cúpula partidaria, funcionó sin embargo como una perfecta táctica dilatoria, en tanto consiguió postergar el tratamiento de esa cuestión concreta para después de las elecciones regionales, que tendrán lugar en septiembre.La Izquierda, donde se funden los intereses de herederos del SED (sigla del partido único en la Alemania Oriental) con los de independientes y socialdemócratas escindidos, no ha logrado en sus años de existencia definirse de manera taxativa respecto del antiguo régimen comunista. Y son precisamente algunos de sus cuadros más encumbrados los que, utilizando una retórica a menudo ambigua (cuando no provocadora), atizan el debate una y otra vez.
El mismo alcalde de Berlín, el socialdemócrata Klaus Wowereit, al hacer uso de la palabra en los actos del sábado expresó con tono indignado que “es espantoso que aún hoy algunos opinen que el SED haya tenido motivos fundados para el bloqueo. Pero no: para la injusticia, la violación de derechos humanos y los muertos en alambrados de púas no hay ni buenos motivos, ni justificación que valga”. Si bien la acusación no estuvo acompañada de nombres propios, estaba claro a quiénes iba dirigida: a los de la fracción “nostálgica” de La Izquierda, partido que paradójicamente le ha permitido a Wowereit gobernar Berlín desde 2001 como parte indispensable de una coalición con el Partido Socialdemócrata.
El acto central de homenaje a las víctimas del Muro contó con la presencia de políticos y testigos de la época y tuvo lugar en el espacio de la llamada “Franja de la Muerte”, en los restos del Muro emplazados en la Bernauer Strasse que forman parte de un predio de preservación de la memoria, cuya inauguración fue llevada a cabo durante la misma la jornada. Durante el acto, en el que la canciller Angela Merkel se mantuvo fuera de la lista de oradores, fue Christian Wulff, presidente de la República, quien, en un discurso preciso, se preocupó por dejar en claro que “el Muro es un símbolo drástico de la tiranía comunista, pero también un símbolo de su propio fracaso”. Mientras el ministro de Cultura, Bernd Neumann, puso el énfasis en la importancia de no banalizar ni relativizar la historia de la RDA, el obispo luterano Markus Dröge advirtió que “mientras aquí recordamos el Muro de Berlín, otros muros siguen cobrándose sus víctimas: entre Israel y Palestina, en la frontera entre EE.UU. y México, y en la frontera externa europea, que tiene como objetivo frenar a los refugiados”.
Finalmente, cerca de las 12 del mediodía y tras la colocación de ofrendas florales, el trajín de la vida en la vibrante metrópolis se detuvo en un largo minuto de silencio, en homenaje a las memoria de las víctimas. Los versos y la melodía triunfal de “Die Gedanken sind Frei” (“mis pensamientos / rompen las barreras / y los muros en dos / ¡Los pensamientos son libres!”), una canción de autor anónimo que los alemanes suelen entonar con un fervor mucho mayor que su propio himno nacional, dieron cierre a la semana conmemorativa.
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