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Marcelo Creolani, sobreviviente de la tragedia, estaba partido en dos: pudo salir con vida junto con sus hijos, de 6 y 10 años, pero la familia quedó desmembrada por la muerte de su esposa, Marisa Bertone, de 36 años.
Oriundos de Rosario, tenían como meta un paseo por las Cataratas del Iguazú. “Traté de reanimarla, vi que le salía sangre por la boca; hice todo lo que pude, pero no se pudo hacer nada, no pude salvarla”, relató el hombre con la voz en un hilo, al ser entrevistado por la prensa. La familia viajaba en los primeros asientos, Marcelo Creolani sentado junto a su hija y la mujer atrás, con el hijo varón.
“En 15 minutos pasó todo, el choque, el incendio, las explosiones.” Recordó que algunos de los pasajeros “apenas tuvieron tiempo para bajar porque después se incendió todo”. Oscar, otro de los que lograron salvar su vida, coincidió en que hubo “muy poco tiempo para escapar”. En su caso, lograron salir con vida tanto él como su esposa. “Ella fue la que rompió el vidrio de la ventanilla con el martillo (que llevan los micros para casos de emergencia) y saltó hacia afuera a pesar de que había una zanja bastante profunda”, sobre la que cayeron los dos micros al salir de la ruta luego del choque.
Oscar confirmó que, una vez fuera del ómnibus, tuvieron que ponerse a cubierto “porque empezaron a volar los trozos de metal de las garrafas que empezaron a explotar por todos lados”. Según Oscar, es difícil medir el tiempo frente a semejante desastre: “Tuvimos cinco minutos para escapar y todo duró una media hora entre el accidente y el fuego”.