Como a lo largo de toda la audiencia, el portero Jorge Mangeri permaneció ayer en silencio, sin hablar con su abogado, y escuchó la sentencia con la cabeza gacha. De todos modos, por la mañana, al pronunciar sus “últimas palabras” ante el tribunal, despertó la indignación generalizada de los familiares de Angeles Rawson, cuando se declaró inocente y se refirió a la víctima llamándola “Mumi”, como le decían cariñosamente sus padres, hermanos y amigos.

Antes de que lo condenaran a perpetua “por femicidio criminis causa”, porque los jueces entendieron que mató a su víctima para impedir que lo denunciara por intento de abuso sexual, el portero dijo unas pocas palabras frente al tribunal: “Yo lo único que quiero decir es que soy inocente, que no tuve ni tengo nada que ver con la muerte de Mumi”. Le pidió a los jueces “que hagan justicia” y que no pedía nada más que eso.

Mangeri, de 53 años, podría solicitar su libertad condicional dentro de 35 años, según señalaron ayer algunas fuentes judiciales. Esto se debe a que la carátula elegida por los jueces del Tribunal Oral 9 es una de las más duras que se puede aplicar. Su defensa intentará cambiar su suerte en Casación.