[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Como telón de fondo, la guardia formada por una fila de mineros que lograron escapar de la fatalidad. Todos con ropa de trabajo y las luces de sus cascos encendidas. Detrás de ellos, un improvisado altar con la imagen de Santa Bárbara. Y delante, los cajones de las víctimas y la profunda amargura de novias que estaban a punto de casarse, de esposas que esperaban a sus maridos, de hijos que advertían el riesgo a los que se exponían sus padres. Las caras de congoja de los familiares de los trabajadores fallecidos en la mina de Río Turbio reflejaban la tragedia. Un drama que para la mayoría de los allegados se podría haber evitado.
Las víctimas fueron veladas en el Centro Cultural de Río Turbio. “Nadie nos devuelve las vidas de nuestros compañeros”, manifestó un sobreviviente. Además de familiares y amigos que fueron llegando de todas partes del país, también se acercó a dar sus condolencias el presidente Néstor Kirchner. Su gesto graficaba la situación. El mandatario se dedicó a ofrecer abrazos entre los familiares y a rezar junto a ellos. Luego fue a la sede administrativa del yacimiento y se retiró secundado por el aplauso de los mineros.
Otro de los escenarios dramáticos que dejó la tragedia de Río Turbio se trasladó a la sala de espera del hospital de la localidad santacruceña. Allí, los familiares de los siete mineros que aún están desaparecidos aguardan una noticia. Esperan con los vestigios de esperanza que nunca se apagan. Eduardo Gerner, de la cuadrilla de rescate, aseguró ayer que “la esperanza es lo último que se pierde”, aunque admitió que “es muy difícil que se encuentre a los mineros desaparecidos con vida”. Marta, hermana de uno de los trabajadores atrapados, expresaba anoche que “todavía no sabemos cómo se encuentra mi hermano, no sabemos nada, nada”.
“El accidente se pudo haber evitado si en la mina no hubiese fallas en el mantenimiento”, reclamó entre llantos uno de los familiares mientras se agarraba de uno de los cajones, ubicados en fila. Mientras, una de las esposas de las víctimas señaló: “Dejó su vida por la empresa”.