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La póliza de un seguro para secuestros tiene distintos precios anuales (primas) y todo depende de quién es el asegurado, qué hace y, en última instancia, cuántos riesgos corre. Por ejemplo, una persona normal, que tiene una familia de cuatro o cinco personas y una actividad totalmente despegada de factores de riesgo, paga entre cinco y seis mil dólares por un seguro que cubre un rescate de hasta un millón de dólares.
Sin embargo, cuando el vendedor arregla con el cliente el seguro, las preguntas son numerosas y decisivas para el precio.
- La principal: ¿Sufrió usted antes algún secuestro? ¿Algún integrante de su familia fue secuestrado, aunque sea en la modalidad secuestro express?
- La segunda: ¿Recibió usted algún tipo de amenazas?
- ¿Viaja mucho a Colombia o México o Brasil? ¿A qué países va habitualmente? Aquí se establece si viaja a lugares donde hay movimientos guerrilleros o paramilitares.
- ¿Cuál es su actividad? ¿Tiene usted que ver con compras o ventas de armas? Este punto es esencial porque la compañía quiere tener muy claro si el asegurado se dedica a actividades consideradas normales o si forma parte de algún submundo.
Todas estas preguntas determinan el valor a pagar por año. Además, si el asegurado hubiere mentido en algunas de sus respuestas, a la hora del pago de rescate, la compañía no paga.