SOCIEDAD › UNA SOCIOLOGA ANALIZA LA PARANOIA EN LOS COUNTRIES
“Saben lo que representan”
Por Mariana Carbajal
Los habitantes de countries y barrios privados “viven paranoicos” porque son “conscientes de que representan emblemáticamente un modelo que profundizó la distancia social”, dice la socióloga Mariestella Svampa. Profesora de la Universidad Nacional de General Sarmiento, Svampa es una de las pocas investigadoras que indagó el fenómeno de los countries y barrios privados en el país. Su trabajo quedó plasmado en el libro Los que ganaron (la vida en los countries y barrios privados), publicado meses atrás por Biblos. En esta entrevista con Página/12, describe con claridad cuáles son los temores y los miedos de los que viven del otro lado del muro.
–¿Vivir adentro de una muralla exacerba el miedo a salir a la calle?
–Sí, efectivamente. El hecho de que existan fronteras espaciales, muros que separen el afuera y el adentro, genera una configuración psicológica específica donde hay dos polos: adentro existe el sentimiento de libertad y seguridad exacerbado; afuera, en cambio, se exacerba el sentimiento de vulnerabilidad e inseguridad. Muchos de los nuevos residentes nos contaban que ellos sentían mucho más miedo que antes al salir de los límites del country o barrio privado. Esto les pasaba en un contexto relativamente estable. En un contexto en el cual se agudiza la descomposición social, el temor hacia el otro y la sensación de inseguridad que ya existía se potencia.
–¿Qué es lo nuevo que están comprando en materia de seguridad?
–Countries de dimensiones muy modestas, por ejemplo, tienen planes de evacuación por si son atacados, que incluyen helicópteros y que se dan a conocer a través de circulares. En uno muy conocido, en Semana Santa hicieron un simulacro de evacuación.
–¿Por si son atacados por quién?
–Por los miserables y hambrientos que acechan afuera. Los residentes de countries y barrios privados tienen tres imágenes del otro: la primera es la del otro con el cual se tiene una relación de tipo económico (el empleado de seguridad, la doméstica y el jardinero). Ese no les ofrece problemas, en todo caso dudas. La segunda es el otro como objeto de beneficencia: está muy generalizado que junten plata para los pobres. Y la tercera es el otro como imagen fantasmática, a partir de una pobreza que amenaza con violencia. Hoy en día es esta última la que claramente se ha instalado: el otro que amenaza con invadir es una lógica de guerra entre pobres y ricos.
–¿Usted cree que son pasibles de un ataque?
–Si uno lo piensa unos minutos diría que no. Pero ellos saben que los countries se han expandido en un momento del país en el que se han profundizado las desigualdades. Además, ellos se instalaron en el conurbano, donde históricamente estaban los asentamientos más pobres. Son conscientes de que son el blanco porque representan emblemáticamente un modelo que profundizó la distancia social.
–¿El temor es igual en cualquier lugar del afuera?
–No. Hay zonas donde se concentra todo el miedo y la inseguridad. Son los puentes y los accesos desde la Panamericana u otras rutas a los countries o los barrios privados. Para ellos, esos sectores son tierra de nadie, similares a esos cruces de la Edad Media en los que acechaban los bandoleros y todo era posible. Entonces, entre la Panamericana y la entrada del country se dan escapes cinematográficos, aprietan el acelerador a fondo hasta traspasar la puerta de ingreso y, como contraste, adentro, van a 20 kilómetros por hora porque los chicos andan sueltos.
–También en la velocidad de conducir hay dos realidad opuestas.
–Es interesante, los countries o barrios privados fueron un anticipo de la Argentina que está llegando: zonas con tipos de regulación diferente. Los habitantes de barrios privados saben que cuando trasponen la puerta del country tiene que asumir otro tipo de conductas. Para ellos, el adentro es una zona altamente regulada; el afuera es la anomia, ladesorganización o desregulación social, la violencia. Es lo que está generando este tipo de sociedad: la fragmentación social.
–¿Cómo viven los chicos esta disparidad?
–Hacia adentro, viven con gran libertad y gran autonomía. En todo caso, los chicos pueden estar en peligro porque pueden estar descuidados por los padres. Pero este estilo de vida no les genera destrezas ni habilidades para defenderse en una ciudad abierta. Cualquier ciudad contemporánea es un producto de la mezcla, la contaminación... Son altamente peligrosas, quién lo puede negar. Pero un chico de ciudad desarrolla destrezas para adaptarse a esa realidad. Los chicos de countries y barrios privados, no. Ellos tienen dos tipos de conducta en el afuera. Por un lado, la excesiva confianza, que se convierte en excesivo peligro: creen que pueden cruzar la calle como si estuvieran en un barrio privado. La otra conducta que desarrollan es el excesivo temor. Hay chicos que tienen ataques de pánico si se los lleva a un subte o a una calle con mucho tránsito. No desarrollan las destrezas capaces de darles autonomía. Es un modelo que genera gran dependencia. Es un fenómeno para verlo a futuro.
–¿Cuál cree que será el paso siguiente?
–Van a seguir con esta actitud paranoica a medida que se profundice la descomposición social, las empresas de seguridad seguirán haciendo sus negocios, y algunos, los que no toleren la paranoia, optarán por irse del país.