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“Yo no maté a nadie. Al contrario, quisiera tenerlos nuevamente en vida a todos. Voy a llevar de por vida en mis brazos el peso de esos cuerpos.” Las palabras pertenecen al excarcelado Raúl Villarreal en referencia a lo ocurrido en República Cromañón, el boliche en el que trabajaba como colaborador de su amigo Omar Chabán. Para sostener su inocencia, el hombre sindicado como “responsable de seguridad” del boliche incendiado hizo declaraciones periodísticas y hasta lloró; responsabilizó por la tragedia a Callejeros y los bomberos, y manifestó su confianza en el cambio de calificación, de homicidio simple con dolo eventual a estrago culposo.
Villarreal dijo haberles dicho a los integrantes de Callejeros: “Chicos basta, el show son ustedes, ustedes son los artistas, no son las bengalas, terminen. Aparte, pueden quemar a otros chicos, ustedes son los que tienen que tener manejo del escenario, no pueden seguir con eso”. Negó haber pagado coimas a policías para evitar multas por el exceso de público en el boliche y se mostró confiado en que no tendrá que volver a prisión, donde pasó los últimos cuatro meses. “Estoy peleando por el cambio de carátula y estoy muy seguro”, dijo.
En declaraciones a Radio Continental, Villarreal se consideró “amigo” de Chabán, pero intentó diferenciar las responsabilidades de ambos y, a la vez, dirigió culpas a los bomberos: “Yo no soy Chabán y Chabán no es Villarreal; él ejercía otra responsabilidad, mayor. Omar era muy obsesivo, quería tener todo en regla. Vio que la licencia se estaba por vencer y le avisó a la gente de Lagarto (firma propietaria del local), que se hizo cargo y solicitó que vengan los bomberos. Se encargó un empleado que estaba en el tema, que llamó un montón de veces y los bomberos no venían”.