SOCIEDAD › HABLA UN EXPERTO EN GEOLOGIA DE RIESGO

“El accidente pudo ser por un error humano”

 Por Pedro Lipcovich

“Estos accidentes suelen deberse a errores humanos”, afirmó Eduardo Malagnino –profesor de geomorfología, geología ambiental y riesgo geológico en la UBA– acerca del que ocurrió en la Antártida. El error es posible porque también es posible el acierto en prever dónde, bajo la blancura uniforme, puede haber grietas. Hay que saber que el hielo antártico no está quieto, sino que se desliza a velocidades que llegan a varios metros por día; cuando el suelo, a centenares de metros de profundidad, tiene irregularidades, el esfuerzo del hielo contra ellas le produce grietas, que, aunque queden ocultas por la acumulación de nieve, se delatan por rugosidades en la superficie visible. Esta topografía puede detectarse mediante un mapeo satelital: “Sólo usábamos los vehículos cuando, por la morfología del terreno, descartábamos totalmente que hubiese grietas”, recuerda su experiencia antártica el profesor. Malagnino no tiene muchas expectativas de que los accidentados estén con vida pero sabe también que hay algunas grietas, muy pocas, cuyo declive se va haciendo horizontal: si fue una de éstas, hay un poco de esperanza.
–¿Por qué se forman en el hielo grietas como esa por la que cayeron Thibaud y González?
–El hielo que cubre la Antártida forma glaciares, es decir que se desplaza sobre la superficie. Este movimiento, que en el centro del continente es muy lento, se acelera en la periferia, y, a la altura en la que estaban los viajeros, puede ser de un metro o más por día. Cuando el lecho sobre el que viaja tiene irregularidades, la parte profunda del hielo se comporta como una masa plástica, capaz de cambiar de forma, pero más hacia la superficie el hielo es rígido, y entonces se fractura, y eso se traduce en grietas que pueden tener centenares de metros de profundidad. Las bocas de las grietas quedan tapadas por “colas” de nieve traída por el viento; el espesor de este colchón de nieve llega a soportar el peso de una persona pero no el de un vehículo como el que se accidentó.
–¿Había manera de prevenir un accidente como éste?
–Sí la había. Uno no puede saber dónde está cada fractura en particular, pero sí puede conocer los patrones de fracturación en un determinado lugar. Las fracturas suelen delatarse por irregularidades en la superficie del hielo; en cambio, si la superficie visible es uniforme, es improbable que haya fracturas. Estos accidentes suelen deberse a errores humanos. Yo he trabajado en glaciares y, en zonas donde hay riesgo de grietas ocultas, uno va a pie, en grupos de no menos de tres personas enganchadas con sogas, a varios metros de distancia entre sí, de modo que, si uno cae, los demás pueden sostenerlo. En la isla de Ross, al este de la Península Antártica, utilizábamos snow cats, pero sólo cuando, por la morfología del terreno, descartábamos totalmente que pudiera haber grietas; si dudábamos, no usábamos vehículos. Si hay que hacer un viaje largo, se puede hacer un estudio previo mediante imágenes satelitales y así trazar un mapa preliminar, donde figuren las zonas de fracturación; entonces, uno va al campo con una aproximación a lo que puede llegar a encontrar y está en condiciones de definir la ruta más segura.
–¿Cree que hay esperanzas de rescatar a los que cayeron?
–Pocas. El mayor problema es la caída en sí: una caída de diez o quince metros ya suele ser mortal, y estamos hablando de centenares de metros. Sin embargo, a veces estas grietas tienen una forma cóncava, de modo que la pendiente se va horizontalizando hasta que el cuerpo en caída se frena; puede haber también irregularidades donde el cuerpo quede enganchado. Pero todo esto es improbable, sobre todo tratándose de un vehículo pesado.
–¿Cómo se procede para el rescate?
–Tiene que bajar una persona mediante un “rapel”, que es un arnés con un sistema de sogas que la misma persona retiene o suelta para regular el descenso. La subida se hará mediante otro aparato que va mordiendo la soga y en el que la persona apoya los pies. Para levantar cuerpos habrá queusar un trípode que se coloca junto a la grieta y que sostiene una especie de roldana, que puede levantar pesos mayores.

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