SOCIEDAD › FAMILIARES Y AMIGOS MARCHARON EN RECLAMO DE JUSTICIA
“Está el poder de por medio”
“La primera marcha fue el 4 de junio. Lo dejamos a Sebastián en el cementerio y vinimos.” Clara recuerda así a la primera movilización en la que recorrió las calles de San Miguel acompañada de familiares y los amigos de su hijo para pedir Justicia. Cada lunes, los preparativos se repiten y las marchas terminan en la municipalidad, con velas encendidas.
Antes de empezar a movilizarse, empiezan a circular los últimos folletos que escribieron los “Amigos de Sebastián”, como firman cada comunicado que reparten. La marcha ya arrancó, con varios niños que portan velas sumando voces a los pedidos de Justicia. Adelante caminan los policías que van cortando el tránsito según el recorrido que improvisan los manifestantes. Ada fue a participar de la movilización, pero no sabe si lograrán su cometido: “Es tan intrincada la Justicia... yo deseo que se resuelva favorablemente, pero con los antecedentes que hay...”, duda. Sin embargo, tiene la “esperanza de que las cosas cambien”. Otra mujer apunta que “acá hay impunidad en todos los sentidos. Son los hijos del poder y es increíble la indiferencia de la gente. Como dice Andrés Rivera, los gobernantes cuentan de antemano con la cobardía del pueblo. Escuchame, acá tendría que haber cien mil personas”. Y advierte que “si tenés un hijo negro y pobre, te va a tocar”.
Algunos cuentan que van a las marchas porque conocían a Sebastián: está su tía, que recuerda cómo la aterrorizaba el “rugido” de la moto de su sobrino menor. El joven se dedicaba a arreglar coches y estaba terminando de dar los últimos toques a una vieja camioneta a la que “faltaba ponerle el motor”. También están los que simplemente fueron porque “esto es un tema de todos”. Los padres del ingeniero Claudio Pérez, asesinado en 2003 durante un robo, gritan su nombre pegado al de Sebastián cuando llega la hora de gritar “presente, ahora y siempre”.
“Zilocchi, no encubras al asesino”, vocifera un hombre. “Vine para acompañar a los muchachos, porque Sebastián estaba todo el día en casa. Son chicos que nacieron todos en el barrio. Como vivía solo, a veces mis hijos iban a dormir a su casa. Nunca tuvo problemas con nadie”, dice una mujer. Y añade: “No sé si habrá justicia. Está el poder de por medio, pero buscamos que el pueblo nos ayude y nos acompañe”.