EL PAíS › REPORTAJE A JOSE PAMPURO, MINISTRO DE DEFENSA Y CANDIDATO A SENADOR
“El duhaldismo ya perdió dos veces”
Seguro del triunfo del Frente para la Victoria en territorio bonaerense, José “Pepe” Pampuro dice que éste “es el tiempo de Kirchner” y el error de Duhalde es no haberse dado cuenta. Descree de que el ministro Roberto Lavagna juegue su futuro en la política.
Por Sergio Moreno
y Nora Veiras
José “Pepe” Pampuro da por descontado el avance de “una ola kirchnerista” en las elecciones del 23 de octubre que lo transformarán en senador nacional junto a su compañera de fórmula, Cristina Fernández de Kirchner. Relajado, el todavía ministro de Defensa sólo se aleja del grabador para atender un llamado de ella. Pampuro, el hombre que alguna vez se definió como el “duhaldista más kirchnerista”, ahora prefiere no confrontar con su ex amigo. Desea que el Presidente se transforme también en el jefe del Partido Justicialista –“un tema para después de las elecciones”, aclara– y pronostica que el “verdadero post-duhaldismo” se dará en la provincia de Buenos Aires. Conciliador al fin, cree que a pesar de todo a los duhaldistas no hay que ningunearlos después de una segura derrota sino tratarlos como en la parábola del hijo pródigo.
–Una persona que estuvo tantos años cerca de Eduardo Duhalde como usted, ¿qué siente al enfrentarlo?
–Yo no lo puse en términos de enfrentamiento con Duhalde sino de acompañar a Cristina (Fernández) de Kirchner y al Presidente. Tengo claro que es un proyecto nuevo. Cuando se habla de nueva dirigencia se invierten los factores, me parece que lo que es nuevo es el tiempo de la política argentina. Creo que Kirchner marca un tiempo nuevo. Duhalde había logrado ser el intermediario de un tiempo viejo como la década de los ’90, que tuvo sus aciertos y errores, con este nuevo tiempo, pero creo que esta situación busca una posición enfrentando el proceso y Kirchner lo vuelve a poner en la etapa de los ’90.
–Usted estuvo muy cerca de Duhalde y ahora está muy cerca del Presidente. ¿Qué diferencias encuentra?
–Básicamente, el presidente Kirchner es un hacedor, es un hombre que toma en forma muy directa los problemas, los lleva él casi en forma personal a la resolución. Un hombre que está en todos los temas y que opera en forma radial con cada ministro. La forma de pensar de Duhalde era más corporativa, hacía reuniones de gabinete que el Presidente no hace. Me parece que para este momento del país es más positivo el manejo político de Kirchner.
–¿Cómo se entiende esa “nueva política” con dirigentes más que cuestionados como los intendentes Raúl Othacehé (Merlo), Mario Ishii (José C. Paz) o Alberto Descalzo (Ituzaingó)?
–Fueron hombres que al acompañar el proceso de Kirchner por lo menos han mostrado un mecanismo de adaptación. Es muy difícil generar un espacio nuevo con un cambio total de dirigentes, por lo menos en los términos de los movimientos democráticos que vivimos en nuestro país. Probablemente esos hombres puedan seguir teniendo vigencia o no de acuerdo a cómo se mueva el nuevo espacio. Creo que hubo un proceso que terminó económicamente en el 2001 y que políticamente se estiró hasta ahora, pero éste es el fin político de ese proceso: ahí se puede poner a Menem, De la Rúa, Cavallo, Alfonsín, Duhalde. Este nuevo proceso involucra una nueva dirigencia que está apareciendo, que es Kirchner, que puede ser (Elisa) Carrió, que puede ser (Mauricio) Macri y algunos otros dirigentes o gobernadores que se consoliden.
–Pero el intendente de Morón, Martín Sabbatella, acaba de denunciar que “patrullas de Descalzo”, desde camionetas con la leyenda “Cristina senadora-Frente para la Victoria”, amenazaron a sus dirigentes...
–Si eso está verificado, tiene razón en denunciarlo. No conozco el hecho puntual, pero es descalificador.
–¿Coincide con esta idea de Kirchner en el sentido de que el PJ es un camino hacia la conformación de dos grandes bloques: uno de centroizquierda y otro de centroderecha, y que el PJ tiene que estar en el centroizquierda?
–Lo comparto. Pero creo que primero el peronismo se tiene que ordenar. Esta forma que se viene dando de ir a elecciones generales con varias listas es una cosa que hay que arreglar. De lo contrario, vamos a una “priización” (N. de la R.: en alusión al hegemónico PRI, Partido Revolucionario Institucional mexicano), que no es buena porque sin quererlo le resta posibilidades a una oposición concreta.
–Por eso plantea que Kirchner tiene que ser presidente del Partido Justicialista...
–Esta será una discusión para después de la elección de octubre. Creo que la impronta que tiene que tener el peronismo es de centroizquierda como lo muestran las alianzas que viene haciendo el Frente para la Victoria.
–¿Tiene que ser Kirchner o un hombre de Kirchner quien presida el PJ?
–No se puede poner un hombre, tiene que ser el Presidente.
–¿Cree que Duhalde puede presentarse en una interna?
–Me parece que ya no. Puede sí desafiar en la provincia de Buenos Aires. Me parece que la foto del Presidente es con todos los gobernadores y los principales referentes del PJ. Es un tema hacia el futuro porque hoy es confuso el peronismo. Si yo tomo la definición de Chiche (Duhalde) de resistir hasta el último bastión, me parece que ése no es el PJ que uno persigue, el PJ es más abarcativo, siempre ha tratado de ampliar el horizonte de participación. Encerrarse en un discurso de puertas adentro lo limita en la posibilidad de expresarse.
–¿Qué significa hoy Chiche Duhalde en el peronismo?
–Me parece que es una expresión de una militancia muy atada a cuestiones ancestrales del peronismo, pero que no creo que esté centralizado en la mayoría del pueblo peronista en la provincia. De hecho, las encuestas muestran que Cristina la supera ampliamente y en Cristina hay muchísimo voto peronista. De hecho este proceso ya perdió dos veces en la provincia, ésta va a ser la tercera derrota: ya perdió con Graciela Fernández Meijide y después con Fernando de la Rúa. Herminio Iglesias perdió una vez y lo sacamos.
–¿Cómo lo ve a Duhalde el 24 de octubre?
–Es difícil saberlo. Es un hombre inteligente, que tiene larga historia y militancia política, buscará un espacio...
–¿Se acercará a Mauricio Macri?
–No creo.
–¿No cree que puede armar, con un porcentaje equis de votos, un polo antikirchnerista?
–Se puede dar en la cabeza de algún dirigente, pero conozco a la mayoría de los hombres de la provincia y no creo que pueda prosperar. Ellos han jugado una instancia valedera –para mí, un error– y frente a un resultado previsible optarán por la posibilidad de ver cómo se reinsertan en ese espacio. Lo pueden hacer en forma individual o en conjunto, pero no creo que la mayoría de los duhaldistas esté pensando en confrontar permanentemente con el Presidente.
–¿Qué dirigentes imagina que emergerán de estas elecciones?
–El hombre que signa el tiempo es el Presidente. Aparecen otras figuras con fuerte proyección como Cristina y Felipe Solá, quien desde un reposicionamiento logra un desarrollo político interesante. En otros lugares del país aparece el fenómeno Hermes Binner en Santa Fe, los gobernadores se han instalado con fuerza: hablo del misionero (Carlos Rovira), del jujeño (Eduardo Fellner), del cordobés incluso (José Manuel de la Sota).
–¿Y Roberto Lavagna?
–Creo que está en un proceso muy bueno, es un hombre central del equipo del Presidente, pero lo veo más como una expresión económica que política, todavía no veo en él un dirigente político, tampoco lo ha manifestado.
–¿El eventual acercamiento del duhaldismo que vislumbra implicaría que en el Congreso integrarían un mismo bloque?
–Dependerá de la estrategia que se dé. Me parece que está todo dado para que se negocie más en conjunto. Si los tuviera que aconsejar, les diría: “Muchachos, no se pasen de a uno, pásense todos juntos y vean en el mismo esquema del peronismo qué posibilidades tienen para el futuro”.
–¿Ahí no hay una mirada excluyente del Presidente diferenciando a quién cruza y quién no el Jordán?
–Creo que cuando el país está de por medio, está muy vigente la parábola del hijo pródigo. En el contexto del objetivo superior que tiene el Presidente, me parece que hay que abrir los brazos... después estará el que entre o no.
–¿Tiene alguna información que desde el duhaldismo estén pensando en formar un bloque distinto...?
–No tengo información. Para mí sería un error, más allá de que puedan tener una identificación dentro del bloque para negociar algún espacio de poder en comisiones y demás. Creo que la oleada kirchnerista del 23 de octubre va a ser muy amplia, va a ser muy importante el número de diputados que va a tener el Gobierno.
–Como dijo Alberto Fernández, ¿cree que Eduardo Camaño dejará de presidir la Cámara?
–Obviamente, creo que cumplió su ciclo. El Presidente tiene que colocar ahí un hombre de su extrema confianza, es un cargo de muchísimo poder en la política argentina.
–¿Usted qué rol se plantea en el Senado?
–Todavía no me lo he planteado. Soy un hombre de la política, el Presidente me conoce y sabe que puedo servir para muchas cosas.
–Va a ser un Senado interesante: además de Cristina y usted estarán Chiche, Menem, Adolfo Rodríguez Saá...
–Esperemos que sea positivo. El Senado ha sido una de las instituciones más golpeadas, no es fácil pasar de ministro a un Senado desprestigiado. El gran desafío es ir mejorando la calidad institucional de la Cámara alta.
–¿Cómo es su relación con el vicepresidente Daniel Scioli?
–Es un hombre pragmático y creo que se puede trabajar bien. No veo conflictos. Creo que hay que sumar a todos los sectores para apoyar la gestión presidencial. Veo mucha más actividad política en la provincia de Buenos Aires, donde habrá una impronta nueva: se dio en el orden nacional con Néstor, en la provincia va a fortificarse la figura de Solá y habrá otros hombres que se posicionarán. Veo una cosa nueva interesante, un postduhaldismo real.
–¿Cambios en las intendencias?
–Sí, hombres con ambiciones de ser gobernador como Aníbal Fernández. Todos hombres jóvenes. Creo que la política en la provincia de Buenos Aires en los próximos dos años va a ser muy fuerte.
–¿Le cree al Presidente cuando dice que no quiere reelegir en el 2007?
–Sí le creo, pero me parece que no va a poder hacer lo que quiere. Los presidentes están muy atados al destino de los pueblos.