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Las multinacionales farmacéuticas que poseen la “fórmula mágica” son pocas. En concreto, se destacan tres: el grupo farmacéutico suizo Roche, el laboratorio Sanofi-Pasteur, filial del tercer grupo mundial Sanofi Aventis, y el británico Glaxo Smith Kline. Roche es una de las dos únicas multinacionales farmacéuticas que fabrican remedios contra le gripe aviaria, el Tamiflu, y ya recibió pedidos provenientes de más de 30 países, entre ellos Gran Bretaña, 14 millones de dosis, y Francia, 13 millones. Otro laboratorio, Glaxo Smith Kline, elaboró un producto similar, el Relenza.
En el curso del primer semestre de este año, Roche facturó 400 millones de dólares vendiendo el Tamiflu. Según la prensa económica, Estados Unidos acaba de comprar a Roche dosis de Tamiflu por un monto de mil millones de dólares. Existen también otras operaciones comerciales de envergadura. Sanofi-Pasteur acaba de firmar un contrato de 100 millones de dólares con el gobierno norteamericano con el objetivo de elaborar de aquí a finales de octubre una vacuna “prepandémica”.
Durante los últimos meses se constataron gigantescas operaciones de compra de grupos por otros en el exclusivo sector de las vacunas. El británico Glaxo Smith Kline adquirió al canadiense ID Biomedical, especializado en las vacunas antigripales, por 1430 millones de dólares. El suizo Novartis se quedó con la totalidad del californiano Chiron, número dos mundial de las vacunas, por 4500 millones de dólares.
Claude Le Pen, profesor de economía sanitaria en la Universidad París 9, recuerda que “las vacunas siempre tuvieron una existencia separada en los laboratorios. Fueron relegadas a un segundo plano. Cuando se trata de Africa, de la salud pública, esas cosas no dan ganancias”. Sin embargo, según el profesor francés, la amenaza de una pandemia “ratifica la estrategia de los laboratorios que conservaron las vacunas en sus carteras”. Los grupos farmacéuticos han tomado conciencia de los beneficios extraordinarios que pueden obtener con una futura vacuna contra una gripe cuyos efectos llegan tanto a Bamako como a Washington.