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GABRIEL KESSLER *.
“Reestablecer los lazos”
“Por un lado se encuentra la inseguridad objetiva, vinculada a los datos de delito reales, y por el otro, la inseguridad subjetiva, que tiene que ver con la percepción de la sociedad sobre la situación. Una no es reflejo de la otra. En torno de la relación entre ambas, las teorías estudian tres variables intervinientes: la victimización directa, la indirecta y el lugar de los medios y la sensación de vulnerabilidad. Sin duda, un tema central en cualquier política es controlar la cantidad de armas y hay un gran debate acerca de cuántas son las que circulan actualmente. Como consecuencia de todo esto, controlar el sentimiento de seguridad no es fácil, no necesariamente las políticas que quieren disminuir la criminalidad disminuyen el temor. Hay medidas indirectas no represivas, como por ejemplo, las mejoras en los espacios urbanos, o una mayor sensación de cuidado en los espacios urbanos, que tienen impacto positivo en la sensación de temor. En ese sentido, para incrementar la sensación de seguridad en la gente de nada sirve, por ejemplo, mayor presencia de la policía si no hay confianza en la institución. Y el aumento del temor al delito está relacionado con el incremento del temor al otro: por eso es importante volver a establecer lazos entre las personas.”

* Sociólogo (Universidad Nacional de General Sarmiento).


ALCIRA DAROQUI **.
“Un negocio sin control”
“Sería razonable que haya una política de control sobre la tenencia de armas de la sociedad civil. Pero la proliferación de armas se volvió un gran negocio del capitalismo y por eso no se controla. La gente no tiene derecho a armarse justificando que hay inseguridad y el armado no garantiza la seguridad. No obstante, las armas circulan con criterios defensistas en todos los sectores de la sociedad. Hace falta información confiable sobre qué significa la comercialización de armas en términos de negocio. ¿Hay una investigación acerca de qué es y cómo trabaja el Renar? ¿Se sabe adónde van las armas que se secuestran? ¿Hay una justificación de por qué se autoriza la portación de armas en un Estado democrático y de derecho? La facilidad con la que se accede a las armas en el mercado informal promueve la eliminación de unos contra otros como una forma de control social. Además, hay una gran sensación de inseguridad incentivada por los medios. Pero al mismo tiempo hay otras inseguridades que a pesar de ser más probables, como la pérdida del empleo, no son tenidas en cuenta. Esa fue la gran estrategia de la década del ’90. La sociedad civil armada es una muestra de la falta de Estado que hace que las personas se hagan cargo de su propia defensa y pierdan sentido civilizatorio.”

** Socióloga.